lunes, 30 de noviembre de 2015

Fútbol

El fútbol saca lo peor del ser humano, no entiende de sexo, religión, ni edad. Y aquí viene mi gran duda: ¿es un deporte educativo? me pregunto esto por hoy he ido a ver partido de chicos de 10 años y la verdad es que no jugaban "limpiamente".
Con esto me refiero a que el propio arbitro permitía que se dieran empujones, se levantara la pierna con intención de darle al balón hasta la altura de la cabeza de otro niño, por no hablar de agarrarse de las camisetas para que no avance su oponente o poner las zancadillas a mala leche.

Todo esto permitido por un arbitro a quien le hacen un examen para estar titulado. Digo yo ¿no entra en todo esto enseñarles a los niños a jugar con deportividad y sin agresiones?
Pues debe ser que no porque lo último que me ha quedado por ver ha sido como el propio titulado para hacer de juez en el deporte, empuja a un niño en el pecho para echarlo hacia atrás y contar los pasos de distancia.
Evidentemente el niño le ha contestado y le ha dicho: "que soy un niño no me empujes". Así que a mí el fútbol me hace plantearme muchas preguntas.

En este partido los jugadores eran niños y creo que los entrenadores como uno de los pilares de los chicos, junto con los padres y profesores, son personas que están ahí para educarlos y que sean un poco cívicos ¿no? 
Después no se les recrimina el mal comportamiento que tienen con su adversario, deberían corregirlos desde la base. 

Se dice que para que un árbol crezca derecho hay que ir guiándolo con un palo y con los niños pasa igual -pero sin el palo, no me malinterpretéis- me refiero a que hay que ir corrigiéndolos desde pequeños para que después no ocurran de mayores las cosas que pasan (agresiones, faltas de respeto,...)

Con esto solo quiero decir que pongamos todos un poco de nuestra parte y demos una buena enseñanza y modales a nuestras semillas en todos los aspectos de la vida. Por un futuro mejor.

¿Os gusta el fútbol? 

jueves, 26 de noviembre de 2015

Regalos de navidad

Estamos en unas fechas del año en que si sois medianamente previsores ya habréis empezado con la ardua tarea anual de comprar los regalos de navidad.
Quizá algunos andáis tan sumamente espabilados que los tenéis todos comprados, envueltos y hasta etiquetados y bien apilados en un lugar seguro de la casa.

Pues enhorabuena, yo no he tenido tanta suerte este año y que conste que ya me he paseado por tiendas varias y diversos centros comerciales y grandes almacenes.
Pero nada, no sé si es que mi familia es muy complicada para regalar -¿qué santa familia no lo es?- o es que yo soy muy torpe en este tema o simplemente ando un poco... bueno, bastante espesa este año con este asunto.
He buscado por Internet y tampoco he salido muy airosa con este método y menos ayuda aún he obtenido preguntando a los destinatarios.

Total, que ando un poco histérica porque ni me entran por el ojo libros, ni música o películas, ropa ni complementos y cuanto más se acerquen las navidades más gente habrá por todos lados y menos ganas de sumergirse en las compras.

Así que supongo que hasta que no empiece a tener algún regalo no comenzaré a relajarme y como ando más perdida que el barco del arroz os animo a que me hagáis sugerencias de regalos sobretodo para mi padre, ¿os animáis a ayudarme? venga, contadme, ¿qué vais a regalar a vuestros padres?

¿Qué me aconsejáis que regale al mío? 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Cosas de familia

El otro día estaba en el médico tan tranquila, esperando a que llegara mi turno y ya se sabe que las salas de espera son muy interesantes y puede pasar de todo.
Estaba sentada tan normal con mi novia y no imaginábamos en ningún momento lo que iba a suceder a continuación.

Una familia que estaba allí esperando empezó a revolucionarse y a hacerse notar. Teníamos una madre, el marido y dos hijos -hombre y mujer- ya de una buena edad, quizá de unos cuarenta años tranquilamente.

Llovía y casi todos los que estábamos allí nos encontrábamos con paraguas en mano, incluida la matriarca del clan que era la que parecía cortar el bacalao en la casa.
Al principio estaban todos sentados y no creo que nadie hubiera reparado en ellos, pero de repente la madre empezó a dar vueltas y a decir que no quería que nadie entrara con ella en la consulta, el padre empezó a opinar  con la hija y a decirle que estaban allí toda la familia para saber que pasaba con ella.
El hijo que parecía tener bastante mala leche o cuando menos estar hasta el moño de tonterías, empezó a decir que había faltado al trabajo para eso y que entraba a la consulta se pusiera como se pusiera.
La madre no dejaba de pasear y de mover el paraguas, le decía al hijo que se fuera a casa, que no le dejaba entrar a él ni a ninguno.

La gente los miraba porque aquello era como una película mala de esas de sobremesa, pero que ves cuando no hay nada más que hacer.
Yo ya empezaba a observar sin ningún pudor porque la cosa se iba poniendo interesante.
La madre empezó a meterse con el hijo, él la miraba con cara de odio y le daba lo mismo que aquella sala estuviera llena de gente; en uno de los ataque de la madre él se levantó y le puso la punta del paraguas en el cuello amenazándola, el asunto ya se iba poniendo castaño oscuro.
La mujer repetía que entraba sola a la consulta, el hijo decía otra vez que había pedido el día libre y que quería ver que le pasaba a su madre y el marido y la hija comentaban por su lado.

La madre volvió a ponerse de pie y a pasearse, dijo que no entraba, que se fueran todos, que ella se iba al mercadillo y se largó escaleras abajo. 
El hijo iba a ir detrás y la hermana le dijo que la dejara sola; un rato después salió a fumarse un cigarro y a comprobar que la madre estaba en la calle y no se había largado sin avisar; parecía capaz, desde luego.

Al rato subieron los dos, el hijo tenía una cara de mala hostia que no veas y la madre, la verdad es que parecía un poco desequilibrada, yo creo que iba al médico para que le mandaran tranquilizantes o algo parecido.

Se sentó otra vez alejada del resto de la familia y empezaron de nuevo con el tira y afloja, llegaron al acuerdo de que ella contaba al médico lo que le pasaba y el resto de la familia entraba a condición de que permanecieran absolutamente callados.

Aún así la cosa no se calmó, la madre se levantó otra vez y desde la otra punta de la sala de espera puso la mano como simulando una pistola e hizo el gesto de disparar al hijo, ¡ooohhh! ¡para que te digo más!

El chico se levantó como una bala y fue a por ella, la cogió del brazo y la metió por otra sala a decirle algo, con lo que no pude ver que ocurría, pero al poco entró de nuevo con la madre agarrada aún del brazo y los dos a punto de explotar.

El padre y la hija comentaban que la madre nada más que buscaba al chico para pincharle y hacerle saltar y a él le debía de hacer falta poco para ello, está claro.

Unos minutos después me llamaron a la consulta y no supe el final de la historia, pero me fui a casa con una sensación tan extraña de lo que había visto allí que me apeteció escribirlo y compartirlo con vosotros.

¿Habéis tenido alguna experiencia parecida? ¿Vuestras salas de espera so tan entretenidas?



jueves, 19 de noviembre de 2015

Comida con sorpresa

Me gusta la comida basura, lo admito, aunque no soy una habitual de sus locales, pero de vez en cuando no hago ascos a una hamburguesa o una pizza.
En esta ocasión fui a una de esas cadenas donde se comen montaditos y hay un montón donde elegir.

Confieso que antes iba más a menudo y que siempre encontraba fácilmente alguno que me gustara, el pan estaba bien y el relleno no era para quejarse, salmón, foi o anchoas con otros ingredientes complementarios eran de mis favoritos.

Sin embargo, en periodos cortos de tiempo fueron cambiando la carta, distintos panes, ingredientes y hasta una variedad de montaditos dulces. Aquello ya no me termino de convencer ni por asomo y mira que yo soy muy fan de la repostería.

Total, que para mi la calidad de estos establecimientos ha bajado mucho, no me llenan ni me entran por los ojos y solo por aquello de que era el día en que tienen ofertas me decidí a entrar esta vez y comprobar si estaba en lo cierto y había hecho bien en no volver a entrar desde hacía años o si me equivocaba y podía volver alguna vez.

Para empezar el local estaba bastante desierto aun siendo casi la hora de comer y el día de la semana en que los productos están a buen precio.
Es cierto que el servicio ha sido bueno, los trabajadores simpáticos y atentos, hasta nos trajeron el pedido a la mesa. Las patatas con bacon y queso que comimos estaban buenas y los montaditos estaban bien hechos, pero la verdad es que en el mío que llevaba salmón, se notaba la baja calidad y el refresco de cola sabía a marca blanca porque era más "aguachurri" que otra cosa y el de mi novia que tenia pollo, queso y salsa de mostaza y miel era bastante insípido y más que nada predominaba un "trozaco" de queso puesto ahí sin gracia, igual que en el mío.

Nos íbamos pensando que  no teníamos intención de volver y entonces "sorpresa", veo un animalito sospechoso, corriendo por la pared tan feliz, tan campante, paseándose por su casa como si cualquier otra cosa y digo en alto: ¿eso es una cucaracha? mi novia se levantó sin pensarlo dos veces y se lo dijo a uno de los trabajadores, se acercó, la vio y la quitó con el guante que tenia en la mano, se disculpó accidentada y nos ofreció cambiarnos de mesa. Aseguró que acababan de fumigar y de limpiar todo el local y prometió que al cerrar revisarían el establecimiento.

En fin, nos marchamos de allí con mal sabor de boca, normal, no teníamos intención de aparecer más por allí simplemente por la comida, pero la inesperada visitante a comer con nosotras en la mesa ya fue demasiado.

¿Os gusta la "comida basura"? ¿Cómo veis la calidad de los establecimientos?

jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Libro o película? Insurgente

Sí, soy una friki, los sabéis tan bien como yo, de pelis, series, sagas de libros y un largo etcétera y una de las sagas con las que estoy ahora mismo es Divergente.

Me leí el primer libro y vi la película, leí Insurgente y hace apenas unos días vi por fin su versión en cine. 
Estaba deseando verla porque el libro me encantó, lo leí en unas tres semanas ya que lo fui racionando esperando que me durara la aventura cuanto más mejor.

¡Es increíble lo que te puede proporcionar un libro! tranquilidad, felicidad, emoción, te da la calma en los momentos adecuados, te hace sentir genial, es vivir por un momento otra vida, otra realidad y te hace olvidar por un rato el resto de la vida y del del mundo.

Por supuesto la versión en película es mucho mas light siempre que el libro, se comen mucha trama, se inventan cuanto les apetece y yo particularmente suelo quedarme con ganas de más y me sabe a poco.

Admito que a veces agradezco partes que no cuentan de la historia, pero me da mucho coraje que añadan escenas a diestro y siniestro que son totalmente invención del director.
A mí personalmente me parece que muchas veces no tienen sentido y me dan ganas de adelantar esa parte de la película.

En Insurgente, por ejemplo, me sobra la escena de la pelea del vagón cuando se encuentran Tris, Cuatro y Caleb con los abandonados.
Creo que las partes del libro en las que sale el padre de Cuatro son bastante importantes como para que las hayan obviado tanto, sin embargo quizá sí agradecí que Tris y Christina se perdonaran aquí tan pronto.
El tira y afloja que Cuatro y Tris tienen en el libro no aparece en absoluto en la película, es totalmente imperceptible y quien no haya leído el libro, no nota el roce que hay entre ellos allí.
Por otro lado, se me hizo muy corta la estancia de los chicos en las facciones de Cordialidad y Verdad  y a los diez minutos de la película tuve la sensación de que ya iba por la mitad del libro.

Se reconocen muchas partes de la historia original, está claro, pero siempre hay fragmentos del libro que estás deseando ver como las harán en la película y te quedas con las ganas porque nunca aparecen. Eso me pasó con Harry Potter cuando esperaba ver la parte donde salía el hospital de San Mungo.

A pesar de todo ello, por supuesto la película me encantó y estoy deseando leer el siguiente libro y ver la próxima película porque me apasiona la saga.
Aunque admito que me veo en la contradicción de querer por un lado saber que pasa pero por otro de resistirme a ello pues en realidad no quiero que se acabe.

Los lectores apasionados, enamorados de la lectura y de todas las sensaciones que nos provoca un libro después de terminarlo, sufrimos un estado difícil de explicar al que no lee.
Es un vacío extraño como si acabáramos de perder algo o a alguien, pero acompañado de un placer indescriptible y de una plenitud que sí te llena por dentro y que te enriquece en todos los aspectos.
Leer es sacar del libro hasta el ultimo detalle, exprimirlo hasta sacarle todo lo que te pueda dar.
Por supuesto, no todos recibimos lo mismo, pero creo que un libro nunca puede dejarte impasible después de leerlo porque si has llegado a él, si ha llegado a ti, ya nunca serás la misma persona.

Igualmente debo admitir que el mensaje y el éxodo final de Insurgente es absolutamente emocionante, no puedo esperar para saber como continua y tampoco podría explicar toda la emoción que me produce.

Os invito a buscar el libro que pueda llegaros, a leer Divergente, Insurgente, la saga entera, a ver al menos las películas si no soportáis leer y deseo que todo ello os enriquezca al menos la mitad de lo que me ha enriquecido a mí.

¿Preferís la versión del libro o sois más de audiovisual? ¿Os molesta la libre interpretación de los directores?

lunes, 9 de noviembre de 2015

Realitys

La verdad es que mi post no iba a ser el que estoy preparando y de hecho ni siquiera se me había ocurrido antes escribirlo. Pero hace un momento vi una foto en una red social que se metía con la gente que ve realitys y una vez más me he sentido ofendida y no he tenido por mas que saltar.

Resulta que para la gente culta y sabia de este país, ver un programa como Gran Hermano o Supervivientes es de analfabetos, de chonis y poligoneras, de chulos de playa, ni nis y demás rastrojos de la sociedad, como cuando estaba la ley de vagos y maleantes en España, vamos.

Ahora ver estos programas es peor que ser un delincuente, es una vergüenza, una deshonra, casi motivo de desheredación, cuando menos.

Por supuesto estoy segura de que esos que lo dicen  solo ven las noticias, los documentales y los programas de economía, política, literatura y demás ciencias solo conocidas por nuestra élite, "of course".


Lo cierto es que, como mero apunte informativo, por ejemplo, en esta edición hay al menos 7 concursantes que cursan o ya han terminado una carrera universitaria.

Sí, la verdad es que las personas que entran son todas muy incultas, solamente tenemos desde un médico o una fisioterapeuta hasta una estudiante de psicología, otra de marketing e investigación de mercados, una de ADE, otra de periodismo e incluso uno de ingeniería eléctrica.

Pues mira tú por donde que yo soy una madrileña, estudiante de Derecho a la que apenas le quedan unas cuantas asignaturas para terminar la carrera, estoy además opositando para ser funcionaría, lo que más gusta en el mundo es leer y escribir, no soy -modestia aparte- precisamente una ignorante y sí, me gusta ver Gran Hermano, de hecho me encanta y no me pierdo la gala de los jueves, ni el debate de los domingos y veo hasta el ultimo hora de los martes; me alegro cuando sale uno que no me gusta y me cabreo cuando echan al que me "flipa", como me pasó esta semana con la expulsada.


Con esto tengo que decir que las personas que vemos estos programas no somos necesariamente unos incultos, ni unas personas sin cerebro o carentes de buen gusto y perdónenme la vida, por favor, los que adoran y prefieren ver, por ejemplo, series policíacas que a mí personalmente sí me parecen de mal gusto y que me ponen tan mal cuerpo que no las vería ni aunque me pagaran.

Creo que todos somos diferentes y que cada uno es libre de hacer lo que le parezca, ver lo que le guste en la tele, ser del equipo de fútbol que te apetezca y dedicar su tiempo libre a lo que le de la gana o a lo que más le llene.



Así que abrid un libro, ved la tele, salid a pasear, comed un pastel o aprended a tocar la guitarra, pero no juzguéis por estúpidas banalidades a los demás y por favor, sobretodo sed y dejad ser a los demás, felices.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Libros desmontables

Como creo que muchos ya sabéis, soy estudiante de Grado de Derecho, lo que conlleva meterse en esta cabeza, manuales de 300, 500 o incluso 1200 páginas para un examen, por cuatrimestre.

Tras varias peripecias hasta poder realizar la matrícula de este curso correctamente, hace unos días pedí por correo los libros que tenía que estudiar para la convocatoria de enero-febrero. Esta misma semana llegaron y cuando me puse a mirarlos para contrastar con los programas ¿cual fue mi sorpresa? el manual de Derecho del trabajo se cae a cachos, bueno, tampoco literalmente, pero sí puedo decir que se le despegan las hojas.

¿Cómo puede ser que después del dineral que cuestan los libros se le caigan las hojas? porque primero serán una y luego dos, pero después irán las demás detrás porque doy muchas leídas y paso mil veces las páginas.

Eso para empezar y para seguir que ni uno solo es de pasta dura, yo diría que ni de blanda vamos, parece una cartulina mala con un "plastiquillo" que brilla un poco para que no sea tan soso y que en pocos días se empezará a despegar, a romper y tendré que acabar poniéndolo todo entero de celo para que no se me desarme.

La cuestión es que cada libro vale más de 50 euros y es inadmisible que el encuadernado sea de tan poca calidad cuando no es un libro de adorno que colocar en la estantería, es un manual que llevas a todos lados, que trasteas, que metes en la mochila o en el bolso, que apilas con otros, que lo llevas en la mano por la calle, en el metro, en el autobús y no debería ser tan sumamente malo que pueda romperse a la primera de cambio.

Total, que el precio de los libros es absolutamente desorbitado, el de la matricula de la universidad tres cuartas de lo mismo y luego dicen que somo un país de burros, normal, si los padres no tienen para dar de comer a sus hijos en un país civilizado de Europa en pleno siglo XXI ¿qué podemos esperar? evidentemente no se lo van a gastar en carreras ni en libros de mala calidad, es el colmo.

¿Os parecen caros los libros? ¿También se os desmontan? 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Tradicional o moderno

Lo confieso, para algunos aspectos de la vida soy una persona bastante tradicional o quizá el término más adecuado sería cultural, no lo sé, aún no me decido.

Al fin y al cabo he estudiado el bachillerato de Humanidades (sí, el de Latín y Griego) y soy una friki de las lenguas antiguas.

De un tiempo a esta parte parece que en este santo país nos gusta hacernos los modernos, ir de "progres" y de "guays" como si no nos bastara con la riqueza de nuestra lengua y adoptamos palabras que son de otros lugares.

Sinceramente eso es algo que me saca de los nervios, porque oye, si no la tenemos y hay que adoptarla, perfecto, pero sí la hay, ¡leche! vamos a usarla ¿no?

Vamos que lo que quiero decir es bastante simple y mucha gente se va a dar por aludida y lo mismo hasta se molesta, pero si lo pensamos bien, en serio, ¿no llevo un poquitín de razón?

El caso es que a mí me gusta apuntarme al gimnasio, no ir al gym, que las chicas se pongan mallas y no leggins, que tu abuela te de las croquetas en una tartera o fiambrera y no en un tupperware, que hagamos para merendar magdalenas y no muffins o cupcakes y tortitas no pancakes y sentarme a leer un tebeo de Zipi y Zape y no con un comic y no quiero ir a hacer running sino salir a correr.

Sí, lo sé, quizá este post sea un tontería, pero es que tenemos palabras para todas las cosas, el Castellano es una lengua tan completa que me fastidia que la cambiemos o simplemente la obviemos por hacernos los modernos.

Así que desde aquí reivindico el Español, el café y no el coffe, ir a jugar al baloncesto y no al basket, comer un perrito caliente y no un hot dog etc y ya que estamos y para despedirme, un saludo y ¡que viva la peseta!

¿Qué preferís vosotros, lo clásico o actual?