Como seguramente os pase a varios de vosotros, yo en estas fechas también vuelvo a casa por navidad, a pasar unos días con mi familia, ver a los amigos y a disfrutar de la ciudad.
Siempre que vuelvo tengo las mismas sensaciones, sobre todo en estas fechas. Supongo que también os ocurrirá que en los días señalados de Nochebuena y Navidad, Nochevieja, Año nuevo y Reyes, en casa se suceden los mismos "rituales" de todos los años, comer cada día con una parte de la familia, el reparto de regalos, preparar la mesa o la cena con las madres y cosas por el estilo.
Eso me pasa a mí, que es llegar a casa de mis padres y oler a sensación conocida de muchos años atrás, sentir que en este lugar no puede pasar nada malo estando ellos y sentirte un poco en casa, en la casa de cuando era pequeña y los problemas eran otros problemas y las preocupaciones eran menos.
Parece que no pasa el tiempo, cada año igual, colocar la mesa para que entremos todos, ayudar en la cocina y el clásico de cortar y colocar la bandeja de los turrones con mi padre, igual que cuando era pequeña e igual que cuando preparaban las torrijas en semana santa que era yo quien le ayudaba a echar el azúcar y la canela después de freírlas.
El viaje siempre es adaptarse un poco el primer día al lugar porque solo vengo un par de veces al año, luego ya estás como si no hubiera pasado el tiempo y cuando quedan pocos días te empieza a embargar la sensación de que te tienes que marchar y cada vez se te hace un poco peor que la anterior, pero no quieres ni pensarlo.
Con todo, lo bueno y lo malo, las manías y los cambios, las cosas de última hora y cualquier suceso de turno, agradezco que cada año nos podamos reunir y espero que sea así muchos años.
Siempre que vuelvo tengo las mismas sensaciones, sobre todo en estas fechas. Supongo que también os ocurrirá que en los días señalados de Nochebuena y Navidad, Nochevieja, Año nuevo y Reyes, en casa se suceden los mismos "rituales" de todos los años, comer cada día con una parte de la familia, el reparto de regalos, preparar la mesa o la cena con las madres y cosas por el estilo.
Eso me pasa a mí, que es llegar a casa de mis padres y oler a sensación conocida de muchos años atrás, sentir que en este lugar no puede pasar nada malo estando ellos y sentirte un poco en casa, en la casa de cuando era pequeña y los problemas eran otros problemas y las preocupaciones eran menos.
Parece que no pasa el tiempo, cada año igual, colocar la mesa para que entremos todos, ayudar en la cocina y el clásico de cortar y colocar la bandeja de los turrones con mi padre, igual que cuando era pequeña e igual que cuando preparaban las torrijas en semana santa que era yo quien le ayudaba a echar el azúcar y la canela después de freírlas.
El viaje siempre es adaptarse un poco el primer día al lugar porque solo vengo un par de veces al año, luego ya estás como si no hubiera pasado el tiempo y cuando quedan pocos días te empieza a embargar la sensación de que te tienes que marchar y cada vez se te hace un poco peor que la anterior, pero no quieres ni pensarlo.
Con todo, lo bueno y lo malo, las manías y los cambios, las cosas de última hora y cualquier suceso de turno, agradezco que cada año nos podamos reunir y espero que sea así muchos años.