Desde aquel día que no andabas junto a mí, al llegar a casa ya no notaba tu presencia, no me acompañabas en las siestas de esas tardes de manta que tanto frío hacia y nos dábamos calor el uno al otro, tú en mis corvas y yo rodeándote con mis piernas o cuando te sentabas frente a la chimenea a esperar que la encendiera porque te gustaba contemplar el baile de las llamas y cuando me esperabas asomándote por la ventana a que llegara de trabajar; aún esta el hueco en el sofá hecho por el peso de tu cuerpo".

Por que al final sea de una especie u otra todos estamos destinados a querernos y un felino por muy arisco que sea con el ajeno a los suyos, los amará por encima de todo.
"Aún recuerdo cunado la casa de noche se quedaba fría, como venía con mucho tacto a meterse bajo las sábanas buscando el calorcito, podías tener la cama hecha que allí de todos modos veías la silueta del rosquito hecho bajo el edredón.
Ya no escucho el ronroneo que tanta paz me daba y busco por algún lugar algo tuyo, esa forma de amasar el sitio antes de ponerte cómodo, que no era cosa de unos segundos y después no podía moverme para que no me enfilaras con tu mirada.
Ahora te podré tener un poco más cerca aunque no pueda sentirte, porque siempre estarás en nuestros corazones".