lunes, 13 de mayo de 2019

La Llamada. Reseña de la película.

La primera vez que vi la película me quedé anonadada; algunas veces me pasa eso, es una sensación bastante parecida a cuando terminas un libro y te ha calado tanto que necesitas un momento para respirar, un tiempo para reflexionar, algo así como eso a lo que llaman resaca literaria pero con el mundo audiovisual.

Lo primero que tengo que decir es que las protagonistas me encantan, a Macarena García la vi la primera vez en un capítulo de la serie Hospital Central interpretando un papel de una adolescente lesbiana que me pareció entrañable; otra serie donde me encantó fue en El ministerio del tiempo.

Anna Castillo es mas jovencita pero ya lleva una buena trayectoria también, es una profesional, desde luego, no recuerdo dónde la vi por primera vez pero en esta película me encantó y ya estoy buscando más trabajos suyos.

Belén Cuesta es mas de mi quinta, ha actuado en varias películas y series de televisión así que es muy conocida igualmente y desde luego aquí hace un papelazo.

De primeras puede parecer que la historia no tiene ni pies ni cabeza, que el argumento se sale de fantástico y es quizá incluso algo irreverente si sois católicos apostólicos y romanos como se suele decir, pero a mí me parece un atrevimiento brutal.

Personalmente, me pasé la mitad de la película riendo, los diálogos son para partirse y es que tienen cada ocurrencia, que resulta muy fresca y moderna, con un lenguaje cercano, coloquial con algunos puntos de vulgar donde ves algunas carencias intelectuales de los personajes, pero que vienen al pelo y están muy bien construidas, así que no molestan nada aunque seáis quisquillosos con estos temas.

La trama sucede en un campamento de verano, nuestras dos protagonistas principales son  adolescentes y las otras dos son nada más y nada menos que monjas.

Las chicas más jóvenes parecen las típicas de su edad, les gusta la música del momento, salir de fiesta, los chicos, fumar, alguna que otra droga, desafiar un poco a la autoridad, hacer sin pensar y ver luego las consecuencias...

Según avanza la película, vamos viendo que las protagonistas van cambiando a pasos agigantados, tienen algunos momentos de soledad y reflexión donde ven que ya no se sienten igual que antes, que en realidad desean otras cosas, cosas en las que no habían reparado antes y que a veces es bueno cambiar. 
Se dan cuenta de que no hay que conformarse con la vida que tenemos, sino buscar, cueste  lo que cueste y pese a quien le pese, lo que de verdad nos hace felices.

Es curioso como las cuatro aún siendo tan diferentes acaban empatizando, ayudándose y compartiendo su tiempo, experiencias y llegan a  ser importantes en la vida de las demás.

Si hay algo que me encanta de la historia es la relación entre Susana y María, empiezan como unas niñatas super amigas, después se alejan porque tienen su propio cambio interior que les hace buscar cierta soledad, pero en cuanto se necesitan vuelven como si no hubiera pasado nada, más maduras y queriéndose y apoyándose más que nunca; con una relación sana, íntima, de total confianza y demostrando que son la una para la otra, de las personas más importantes en sus vidas.

La Llamada es, entre otras cosas, un descubrimiento personal de cada protagonista, un despertar sobre ellas mismas y sobre lo que tienen alrededor, un grito al amor libre por el que luchar, sea como sea.

Creo que el mensaje más importante que nos da esta película, que por cierto es la adaptación al cine de una obra de teatro, es que si escuchamos una llamada tenemos que seguirla, aunque nos equivoquemos, pero si es lo que deseamos con todas nuestras fuerzas, por más loco que nos parezca, tenemos que perseguir los sueños.

¿Habéis visto la película o quizá la obra de teatro? Me encantará saber si también habéis sentido una llamada. 

lunes, 6 de mayo de 2019

Caída de mito

Estoy segura de que lo he dicho muchas veces y para quienes no me han leído nunca lo vuelvo a comentar, soy una persona altamente intensa.
Me considero emocional hasta la médula y todo el mundo "sensaciones y sentimientos" es extremadamente importante para mí.
No está de más comentar que también tengo en mi haber otras "virtudes" como el hecho de que soy un poco obsesiva, bueno no, mentira cochina, muuuuuyyyy obsesiva.

Una de las cosas que me encantan es ver películas y series, ademas de leer y escribir que me apasiona; así que suelo tener la costumbre de buscar sobre la serie o película que sigo o que he visto, para recopilar más información.
Busco sobre si está basada en libros, quién es su director, si habrá más partes y sobre todo investigo acerca de los actores que intervienen en ella.

Algunas veces se da la circunstancia de que alguna de las actrices me encanta, aclaro que no es porque sea la más guapa de turno ni van por ahí los tiros, sino que me llama la atención por algo en particular.

Con el tiempo en que vivimos donde todo es tecnología y redes sociales, es muy fácil seguir a los famosos que nos gustan y que admiramos, ver lo que comen, donde viajan, escenas de sus trabajos, familia, amigos, mascotas... es parte del día a día, leemos sus opiniones, nos enteramos de la música que escuchan y hasta sabemos a quienes admiran y siguen ellos.

Yo desde luego tengo varias redes sociales, sigo a personas que me interesan y me siguen a mí. Algunos están interesados por el blog, porque han leído mi libro, porque también son blogueros, escritores, youtubers, o simplemente amantes de la poesía y de la lectura en general o por mil razones más que hacen que nos gusten las cuentas de unos o de otros.

Siempre que me escriben procuro contestar, admito que algunas veces puede que no lo haya hecho porque he leído el mensaje corriendo o en un momento en el que no podía contestar y quizá luego se me ha pasado, pero considero que si todas las personas tienen sentimientos y nadie es más que nadie aunque sea público o famoso, lo menos que podemos hacer es ser educados.

Por lo general soy una persona introvertida, me cuesta eso de echarle valor a según que cosas o circunstancias, pero de vez en cuando tengo un arranque de valentía y me dejo la vergüenza en casa y entonces hago cosas como escribir a una persona que me encanta en una red social.


A veces cuando admiramos a alguien que nos parece inalcanzable nos vemos muy pequeños a su lado o como si no tuviéramos derecho a dirigirnos a esa persona y hablarle, nos cortamos a nosotros mismos pensando: ¿y quién soy yo para decirle nada? ¿Cómo me va a contestar?


Sin embargo a veces contestan, puede que con un gracias escueto aunque educado, quizá  con total naturalidad te escriban un mensaje largo y amable o incluso que empiecen a mantener unas charlas agradables y esporádicas.


He tenido de las tres. Si ha sido con cantantes o actrices o gente del mundo audiovisual la respuesta ha sido muy corta, desde un emoticono hasta alguna frase de un par de líneas. 

En esas ocasiones te sale la vena friki y fan fan de póster o de adolescente flipada e histérica porque te han visto, leído y contestado y te hacen la más feliz del planeta por unos segundos. Luego te das cuenta de que es una chorrada y la emoción baja hasta ponerte de nuevo en la tierra y realidad.

Cuando me he aventurado a escribir a personas del mundo literario he tenido algo más de suerte, primero fue con una escritora de novela hace más de quince años y por correo electrónico, ya que eso de las redes aun como que no y luego con una poeta muy conocida que también resultó un encanto. 

No sé si será por aquello de que son mujeres de letras y la afición a la palabra es mayor o fue casualidad, pero el caso es que fueron mucho más amables, cercanas y encantadoras y desde luego más humildes que es algo que creo maravilloso en alguien publico que no ha dejado que se le suba la fama.

Creo en la libertad y por supuesto que nadie tiene obligaciones, menos un famoso con un admirador.
Hay un actriz en concreto que me ha inspirado para escribir esta entrada en el blog; la vi en un cortometraje y me encantó, después descubrí que hacía un personaje maravilloso en una serie diaria que ayuda a ser libres y visibles a muchas personas que necesitan ser respetadas y aceptadas por pertenecer a una minoría.

En seguida me enganché a la historia, a su personaje y a ella como actriz y como parecía ser en persona, sin maquillaje.
La escribí un textaco por una red social y me contestó agradeciendo mis palabras, al tiempo la volví a escribir para felicitarla por un premio que iba a recibir y volvió a contestar con un gracias.

Hace unas semanas le vi una publicacion donde salía leyendo y pensé que me apetecía que leyera mi libro, Huevos revueltos para desayunar, el poemario que tantas alegrías y satisfacciones me está dando y que está lleno de sentimientos, de amor, de pasión , de historias reales y que conectan fácilmente con cualquiera porque todos nos enamoramos y desenamoramos, tenemos miedo, buscamos la felicidad...

La cosa es que me dejé llevar y había pensado en escribirle para decirle que quería regalarle un ejemplar y que me informara de donde podía enviárselo; aún no lo había hecho cuando vi que estaba de viaje en la provincia donde yo vivo. 
Lleva días recorriendola y subiendo fotos, incluso ha pasado por mi ciudad camino a otra contigua donde se reunió con amigos.
Pensé que esta era mi oportunidad y yo ni corta ni perezosa le escribí, emocionada e ilusionada y le dije que estaba muy cerquita de donde yo vivo y que quería regalarle mi libro, que sería genial si pasaba por donde estaba yo porque dárselo en persona estaría mejor aún.

Al poco tiempo lo vio, pensé que me contestaría con alguna excusa educada porque evidentemente no iba a perder el tiempo con una fan y que quizá me diría alguna dirección donde mandarle el regalo.

No lo hizo, me dejó en visto, me "rompió un poco el corazón" por decirlo de alguna manera y no creo que vaya a volver a contestarme.
Estoy escribiendo este post porque he sufrido una caída de mito, porque me ha dolido la indiferencia de una persona famosa que yo adoraba y me ha puesto triste.

No sé, yo escribo libros, quizá pueda ser importante para alguien como para mí lo son otros, quizá pueda alegrar a alguien con mis palabras como lo han hecho conmigo y si me escribe alguien o se me acerca después de un recital u otro evento para decirme que le encantan mis poemas o para, simplemente hablar conmigo, quiero ser agradecida y amable, tener toda la paciencia del mundo aunque mi día haya sido una mierda y demostrarle que esa persona es quien me alegra y me da vida a mí con su admiración y no al contrario.
Quizá es lo que esperaba de ella, ingenuamente, por supuesto, pero supongo que habría sido algo bonito.

¿Os ha pasado alguna vez esta caída de mito? Me encantaría saber quien os gustaba y después os ha decepcionado. Un abrazo, roquitas.