lunes, 23 de julio de 2018

Prefiero ser feliz que llevar razón

Me gustaría echarte en cara que hace más de doce semanas que no me escribes, echarte en cara que odio echarte de menos y que tú no; que la primera semana me costó no escribirte y cuando decidí que no iba a volver a hacerlo hasta que lo hicieras tú, se me hizo aún más largo.

Las primeras semanas lo pensaba cada día, releía las conversaciones, te culpaba, luego te disculpaba; pasó un mes, más de lo que habíamos estado nunca sin hablar.
Luego pasaron dos; a veces volvía a leer los mensajes, lloraba de rabia, de dolor, de impotencia, pensaba que iba a mantenerme firme, fuerte, que no iba a ceder esta vez, que no quería ir detrás de alguien que no quería saber nada de mi, que no me echaba de menos, que no me necesitaba, a quien no parecía aportar nada.

Me molestaba pensar que no ibas a dignarte a hablar, que tu cumpleaños es antes que el mío y que tendría que ser yo, después de todo, quien cediera pasados cinco meses.

Sí, me gustaría echarte en cara que lo paso mal por ti porque te quiero o te quería o te quise, no sé...
Que  cada dia que pasa sigo sin poder creer que haya amanecido otro y siga sin saber nada de ti.

Pienso que eras mucho más para mí que yo para ti, que tantas palabras de cariño no significaba nada y ahora me parecen tan mentira.

Quiero echarte en cara que hay días en los que me autoconvenzo de que me das igual, que no te necesito, que cada vez me importas menos, que mi vida sigue perfectamente igual sin ti que contigo.

Me siento ridicula, supongo que a la gente estas cosas le dan igual y yo soy tan estúpida que tiendo al dramatismo y a la intensidad, a la sensibilidad excesiva y a las emociones desmesuradas.

Quiero a tan pocas personas y creo en menos aún, que pensar en que estoy perdiendo a una de las que me importa, me destroza.

Quiero decirte que hay momentos en los que me duele y me harto de llorar y otros en los que me digo que me da igual todo, que no me importas, que ya no sé si quiero que me hables porque después de eso ¿qué? Ni siquiera sé qué voy a sentir entonces.

Sé que después de tanto tiempo ya nada va a ser como antes, ya no hay vuelta atrás en la vida para algunas cosas.

A veces abro la conversación contigo, no sé muy bien para qué, pienso en romper mi inesperada fuerza de voluntad y escribirte.

El otro dia estabas en línea y fue raro, lo fue porque llevo muchos días demasiado decidida a no esperar más y hablarte pero entonces pienso: ¿y qué coño vas a decirle?

Creo firmemente que cuando alguien quiere a otro, le busca, se preocupa, le habla, le pregunta como está... ese tipo de cosas.

Sinceramente leer en una red social que buscas alguien para hablar y que no te acuerdes de que yo estoy esperandote, me rompe.

Me gustaría echarte en cara que no estás, que lo único que necesitaba era que esta vez vinieras tú...

Entonces recuerdo que no puedo echarte nada en cara, que eres así y que me avisaste, que lo sé, que lo he respetado un año y medio y entonces me siento verdaderamente estúpida. Creo que simplemente es fácil cuando la gente se quiere.

Hace unos días vi un vídeo donde hablaba de un hombre que había estado a punto de morir y tras salvarse decidió cambiar su forma de pensar con respecto a muchas cosas, lo que se me quedó fue: prefiero ser feliz que llevar razón y ahora todo en vida es bastante impredecible.

Y tú... ¿prefieres ser feliz o llevar la razón?

lunes, 9 de julio de 2018

Orgullo LGTBI 2018

Creo que la mayoría sabéis que el 28 de junio es el Día del Orgullo LGTBI; en otras ocasiones he hecho algún post sobre el tema o en el Día de la visibilidad lésbica porque me siento identificada y porque soy un poco reivindicativa sobre los ideales que tengo y en los que creo.

Podría hablar y hacer la disertación de la vida sobre el tema, sobre que todos debemos poder disfrutar de los mismos derechos, que somos iguales, que la orientación sexual no se escoge sino que nacemos con ella, que todos somos personas y que me considero como el resto de humanos.

Estaría bien recordar que hay países donde se mata a las personas por ser lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y solo por ese motivo, es decir por amar; en otros sitios se persigue y se encierra en la cárcel, en algunos lugares simplemente no se los tiene mucho en cuenta y afortunadamente en España somos cada vez más iguales a la vista de la ley, llegando incluso a poder casarnos.

Son ideas que está bien tener en cuenta como preámbulo de lo que quería contar en esta entrada. 

En algunas ciudades de nuestro país el día 28 de junio se lee en el ayuntamiento o en algún lugar público el Manifiesto oficial donde habla, entre otras cosas, del trabajo de las administraciones y la lucha de la sociedad por los derechos LGTBI.

Es un paso importante porque no en todas las localidades se hace, aunque es cierto que en muchas otras además de esto se realizan muchas más actividades, un pregón, la marcha por la ciudad, recitales de poesía, charlas, exposiciones y muchas otras cosas en las que todo el mundo puede participar.

En todo este mare magnum la finalidad es clara, la visibilidad que lleve a una normalidad para que dentro de unos años no sea algo extraordinario ni diferente.

La cuestión es que en la ciudad donde vivo también se lee este manifiesto, el alcalde, los concejales y algunas otras figuras políticas se reúnen en la puerta del ayuntamiento donde de iza la bandera del arcoiris.

Hace un par de años lo leyó en primer menor transexual reconocido en Andalucía y el año pasado fue un bailaor internacional nacido en la ciudad.

Este año invitaron al acto a una escritora, que aún siendo madrileña de nacimiento, está afincada en la localidad desde hace muchos años, yo.

¿Imagináis que orgullo, que privilegio, que honor me causó que me propusieran desde el ayuntamiento ser yo la encargada de leer el manifiesto, de decir unas palabras y de izar con el alcalde la bandera del arcoiris?

Fue algo simplemente increíble; enriquecedor como persona el poder aportar a la causa mi granito de arena participando en este Orgullo LGTBI 2018.

¿En tu ciudad se celebra el orgullo LGTBI? ¿Sueles acudir y apoyar la causa?