lunes, 29 de octubre de 2018

Perfectos desconocidos

Hace unas semanas vi una película española que me había parecido graciosa y que sería entretenida según el trailer que habían puesto decenas de veces en televisión antes y durante su estreno en los cines.

La película se llama Perfectos desconocidos y sin ánimo de hacer demasiado spoiler y jorobaros la historia, os cuento que se trata de un grupo de amigos de mediana edad, la mayoría de ellos casados y algunos con hijos como corresponde a los estándares típicos de la sociedad.

La trama sucede casi en su totalidad durante una cena donde todos los personajes se reúnen para pasar la noche entre amigos y disfrutar de la velada.

Aparentemente no parece tener nada del otro jueves hasta que se les ocurre hacer un juego donde los posibles secretos de cada uno salgan a la luz delante de todos.

Evidentemente aquello no deja impasible a nadie porque hasta el más insospechado tiene algo que callar.

La película estuvo bien, no es una obra maestra del cine, pero cuenta con bastantes actores españoles buenos y conocidos y la trama es entretenida. me pareció que para una noche en que la no te gusta nada de la programación de la tele, es una buena opción.

Sin embargo más que de la película en sí, quería hacer este post para reflexionar sobre el mensaje que da.

Es decir, plantea la opción de que las parejas y los amigos sepan la vida y milagros de todos ellos sin mayor filtro, sin disfrazar ninguna historia, viendo de primera mano lo que son, lo que hacen y todas sus intimidades.
Eso evidentemente desata que se conozcan secretos sobre las relaciones personales entre ellos, situaciones que no querrían que se supieran porque afectarán a sus futuros como amigos y parejas.

Por eso para mí la cuestión es: ¿la sinceridad debe de ser siempre nuestra bandera por la vida independientemente de las consecuencias posiblemente desastrosas que nos pueda acarrear? o ¿Es mejor guardar una serie de intimidades para nosotros mismos que eviten males mayores a un nivel superior?

Me encantaría saber si sois de los de la verdad por delante aunque duela o de los que creen en las mentiras más o menos piadosas que evitan problemas. ¿Habéis visto la peli? ¿Os gusta el cine español?  Espero vuestros comentarios.
  

lunes, 15 de octubre de 2018

El perdón

Estaba mirando las redes sociales por pasar el tiempo pensando que, más bien lo estaba perdiendo, pero sin muchas ganas de hacer otra cosa a estas horas de la noche.

Tengo unos cuantos amigos en ellas y también sigo bastantes páginas de cosas que me interesan, escritura, oposiciones, frikadas, psicología... y entonces apareció un vídeo que al pasar empezó a reproducirse.

La primera frase decía: Me perdono y no tuve por más que seguir viéndolo en vez de pasar a otro menester.

Eran una serie de cosas por las que el autor se pedía perdón, tanto por haberlas hecho como por no haberlas realizado y evidentemente estaba hecho con la intención de que cada uno de los que lo veamos empaticemos y consigamos que nos llegue de verdad y saquemos una reflexión y quizá una enseñanza.

Así que me he puesto a pensar, en el perdón en sí, en el hecho de perdonar a los demás cuando nos dañan, en que nos perdonen a nosotros cuando metemos la pata y sobre todo en el hecho de perdonarnos a nosotros mismo por tantas cosas que, como decía el vídeo, hemos y no hemos hecho en nuestra vida.

No sé los que me leéis si lo veis así, pero yo considero que meto continuamente la pata y a veces mis acciones u omisiones repercuten en el resto de personas, es inevitable, por más que no haya querido o que haya intentado evitarlo, pero a veces ocurre.

Soy de esas personas que lo pasa verdaderamente mal, los remordimientos me comen, soy incapaz de dejarlo correr o intentar olvidar y mucho menos de perdonarme a mí misma aunque siento que necesito el perdón del resto.

Quizá por eso siempre perdono. Pienso que necesito que conmigo lo hagan y me equivoco tanto que ¿quién soy yo para juzgar a los demás? 
Al menos puedo perdonar a quien me ha hecho daño, porque tiendo a creer en la bondad de las personas y si yo hago todo sin maldad aunque puedan tener repercusiones mis actos, estoy convencida de que los demás no hacen nada con la intención primera de dañar.

Los humanos somos muy imperfectos, creo que tenemos cierta atracción y predisposición a determinadas piedras en nuestra vida y me parece fundamental que aprendamos a ser conscientes de ello e intentar aprender algo.

Hay que perdonarse y seguir y hay que perdonar y seguir también porque la vida es cierta medida es eso; sino nadie avanzaría personalmente, estaríamos enfadados con el mundo entero y no seríamos capaces de tener familia, amigos ni amores y lo más triste es que ni nos soportaríamos a nosotros mismos.

Para mí el perdón da futuro, da un mañana y deja a un lado el más o menos fallido ayer, así que deberíamos pensarlo y empezar a actuar en consecuencia.

¿Eres de los que perdonan y no olvidan? ¿Tienes una colección de piedras en el baúl con las que te encariñaste? Sea como sea, me encantará saber lo que piensas.

lunes, 1 de octubre de 2018

Lunes y día 1

Lunes, día 1, comienzan las clases, se acabaron las vacaciones, familia lejos, vuelta a la rutina, mi cumpleaños...

Los primeros de mes siempre me han parecido una nueva oportunidad acompañada de un estúpido e ilusorio impulso por aquello de agarrarse a una fecha.
Lo mismito, lo mismito que eso de los lunes; que si empiezo la dieta y cuando llega el jueves ya me la he saltado, que si me arranco a empezar con el deporte, o a leer algo que no me interesa en absoluto, o a estudiar idiomas, etcétera, etcétera y más etcétera.

Si ya da la casualidad de que es lunes y primero de mes ya no te digo nada, doble intención que me coge con respiración profunda y ganas elevadas al cuadrado.

Como además empieza el curro ha sido llamado por mi querida amiga Estela como super lunes y si tenemos en cuenta de que además es mi cumpleaños, hay que añadir un suplemento, un cambio de número en las velas que irán encima de la tarta y que tan tontamente también parecen condicionar el futuro. 
Total, que nos ponemos en super, super lunes o si se quiere, por aquello de que seáis de ciencias y no de letras, en lunes al cubo.

Creo que desde que cumplí los 30 -y perdón por ponerlo en número y no en letra como es lo correcto, pero es que así como que resalta más más la enfatización- cada año que cumplo es un poco depresión; todo el mundo mayor te dice que ojalá los pillaran ellos, que soy una chiquilla o que estoy en la flor de la vida.
Los más jóvenes que yo me dicen que no los aparento, que no es para tanto y preciosidades así que agradezco, pero, ¡leche! si tú tienes 20 años y aún puedes salir viernes y sábado y hasta empalmar el lunes sin dormir, no sabes nada de la siguiente década.

El caso es que estaba pensando en los cambios; a veces agradezco la continuidad y la rutina, la monotonía que tan bien conoces y que te aporta cierto bienestar y tranquilidad en la vida.
No soy, en principio, una persona que lleve bien lo de andarse mareando tanto, cambiar así porque sí, hoy aquí y mañana allí nunca ha sido para mí porque me inquieta, me atormenta  y me perturba como dice quien todos sabemos.

Sin embargo confieso que otras veces el ver, hacer y sentir lo mismo durante el tiempo suficiente, me agobia, me cansa, me desespera y me urge la necesidad de otra cosa de manera inmediata.

Quizá soy una persona un poco rara, o podrían decir que soy complicada, que le doy demasiadas vueltas a las cosas, que soy exagerada o incluso que tiendo al drama... quizá. 
Lo que sí es cierto es que soy muy metódica y me gusta mucho la liturgia (estoy pensando que he nacido varios siglos después de lo que debería y en el cuerpo incorrecto como para ser la letrada que me gustaría) y el hecho de que esté lloviendo ahora mismo promete para elevar a cuatro mi potencia del día.

La lluvia siempre es señal de que limpia algo, la calle, los coches... y que hidrata la tierra y la vegetación.
Vamos a aplicárnoslo; por esa regla de tres, voy a tomarme el agua de la lluvia de manera que va a limpiar, después a hidratar y que así florezca al final. Todo ventajas.

Así que voy a tomarme por una vez en serio todas las señales y a ver si el universo me está dando el impulso para que empiecen los cambios.

¿Estáis tan locos como yo y os apetece contarlo aquí? ¿También vuestro cumpleaños? Pues felicidades. ¿Creeis que toda esta reflexión extraña es porque se juntan todas esas circunstancias o porque estoy más cerca de los 40 que de los 30? En fin, sea lo que sea, me encantará leer vuestros comentarios. Abrazo para todos.