lunes, 29 de febrero de 2016

La belleza

En este blog nos encanta el arte, todo lo que tiene que ver con él, el mundo que abarca lo artístico desde la arquitectura, escultura, fotografía hasta la pintura.
Desde luego hay muchas técnicas y materiales y cada artista es único, como sus obras. Personalmente admiro a los pintores porque no sé ni dibujar una casa sencilla -soy más de letras :) que le vamos a hacer- y cuando veo una obra me quedo embelesada mirando cada trazo, cada detalle insignificante, pero tan importante después.

Admito que tengo debilidad por los paisajes de nuestra artista, pero cuando vi esta obra terminada me dieron ganas de llorar de la emoción, es simplemente alucinante, sobretodo para mí que he podido verla de cerca desde su inicio hasta que estuvo terminada.
Recuerdo que cuando miraba el lienzo sonreía, es apasionante ver como va cambiando, desde un fondo sencillo, la silueta que se vislumbraba, los colores primeros que ahora no parecen estar porque se ha mezclado y trabajado tanto que se han transformado en unos muy distintos y tan reales.

Creo que los desnudos en pintura son magníficos y esta obra es la prueba, representa sencillamente la belleza.
La elegancia y majestuosidad de un cuerpo que no se enseña de manera absolutamente explícita, sino que está lleno de buen gusto, de delicadeza, no es un desnudo por desnudo, es belleza, contornos bien dibujados, cuevas estudiadas, es arte.

La artista consigue darle esa perfecta sensación de volumen que te provoca ver una realidad. se aprecia muy bien el perfil de un seno, una trabajada espalda para terminar en el lugar donde aquella pierde su nombre y que tan bien está definido apreciándose la sensación de volumen que decía antes.

Me parece increíble que no sea necesario ponerle una cara, unos brazos y piernas para imaginar la majestuosidad del resto del cuerpo.
Es simplemente perfecto y poder mirarlo una y otra vez me provoca unos sentimientos increíbles, de admiración por la artista, por su capacidad de expresar la maravilla de un cuerpo femenino, con tanta calidad y de una forma muy cuidada.

Dan ganas de tocarlo como imaginando que pudiera salir del cuadro y fuera una de esas perfectas esculturas griegas o romanas que se pueden admirar en los mejores museos.

Me encanta la elegancia del fondo negro sobre el que está pintado, contrastando con el tono de la piel, el sombreado y sobretodo el volumen logrado que hace el cuerpo tan real y tan bello. Para mí es un regalo poder verlo a solo unos centímetros y apreciarlo como merece.

El cuadro está realizado en el año 2013. Óleo sobre lienzo.
Para saber más sobre la artista: https://twitter.com/pincelligero 
                                                           https://t.co/p76JrLzGnE
                                                           https://t.co/LqqeorgPw8

jueves, 25 de febrero de 2016

Treintañeros

Me he dado cuenta de que la gente de mi edad se está casando a pasos agigantados y  están empezando a tener niños como si fuera una plaga, eso sin contar los que ya se casaron hace tiempo y tienen churumbeles que hablan y dan carreras.

Yo soy una joven treintañera -y como decía Paco Martinez Soria en aquella película, hecho un chaval, en este caso chavala-.

La gente que conozco de hace poco tiempo y que ignora mi edad, no me echa mucho mas de veintitantos, los porteros de las discotecas me piden el dni para entrar a los locales y las personas no suelen creerme cuando digo la edad que tengo.

A lo mejor es que tengo un poco del síndrome ese de Peter Pan y no asumo mis años, quizá es que como no me he casado ni voy a tener hijos no me veo la edad que tengo, también es que empecé la carrera mayorcita y estudiosa distancia las asignaturas que me parece y me siento joven universitaria, también es que no me gusta vestir formal, con tacones o maquillarme.

El caso es que siento que no soy la típica mujer adulta con las preocupaciones de madre, trabajadora y esposa. Me considero la veinteañera de antes que solo se ha hecho un poco más sabia por el paso del tiempo y las experiencias.

Quizá es difícil y extraño de explicar o de que me entiendan, a lo mejor soy yo la rara, la inconsciente, la inmadura... puede ser. A lo mejor no acepto bien el paso del tiempo y el cumplir años.

Cuando somos jóvenes de 20 o 25 como mucho, nos vemos tan capaces de todo, como si el mundo estuviera bajo nuestros pies, como si los mayores y amargados fueran  otros, como si siempre fuéramos a ser y sentirnos así, jóvenes.

Si de adolescente conocías a veinteañeros parecía que existía un abismo entre nuestras edades, que esas personas con trabajos estables, casa propia, maridos, mujeres y niños yendo al colegio quedaban muy lejos de nosotros.

¿Cuándo cumplimos los 20, los 25... cuándo narices cumplimos los 30 años? ya los hemos pasado y seguimos y ahora que soy yo la que tengo esas edades no soy capaz de creérmelo.

Tengo muchos amigos de la época del colegio y del instituto en las redes sociales y veo sus fotos de boda, de embarazos, de los hijos y me parecen tan mayores, tan adultos, como si nos separara una distancia de edad de 10 años al menos, como si todas esas cosas me pareciera que aún no me toca hacerlas.

Me siento tan distinta a ellos... sé que alguno que otro suelto piensa igual que yo, está soltero - o aún separado incluso - tiene el mismo espíritu de que todavía está todo por hacer, que tenemos que encontrarnos y conocernos a nosotros mismos, que no nos identificamos cuando nos dicen señor, señora o usted.

Quizá esta ha sido una de esas reflexiones raras de jueves antes de puente -en mi ciudad hay varios días de fiesta- porque cada vez más amigos se unen al club de los casados y padres y pienso que, a lo mejor pueda llegar un momento en que nos separemos tanto que ya no tengamos nada en común y la amistad desaparezca. No es algo que quiera, desde luego.

¿Cómo lo veis vosotros? ¿Queréis ser solteros para toda la vida? ¿Vivir con vuestra pareja en pecado y sin descendencia? ¿Sois de los que tenéis una hipoteca y perro o de los que vivirán siempre de alquiler y van de trabajo en trabajo? Me gustaría saber si os sentís adultos o jóvenes con 30 años.


lunes, 22 de febrero de 2016

Reseña: El último año en Hipona

Mi reseña literaria no es como la del resto de blogs. No le hago una ficha técnica al libro ni escribo un resumen de él, prefiero ir directamente a mi opinión personal. Al grano.

Conozco un poquito al autor del libro que voy a comentar, Roberto Carrasco, he hablado varias veces con él a través de las redes sociales y le conocí en persona cuando fui a la presentación de su libro.
De él tengo que decir que es cercano y muy amable, firmó mi ejemplar, me escribió una preciosa dedicatoria y estuvo encantado de hacerse fotos conmigo.


Empecé a leer El último año en Hipona después de terminar un libro de fantasía con el que llevaba algunos meses y el primer día leí tranquilamente un par de capítulos. Podría haber seguido porque la verdad es que se lee solo y te atrapa desde el primer momento.
Sin embargo pensé en racionarlo y me dije a mí misma que, al menos, tardaría una semana. Al día siguiente volví a retomarlo y supe enseguida que no pasaría de esa noche. A media tarde ya lo había terminado.

Lo que puedo decir, si soy sincera, es que el libro me ha dejado totalmente conmocionada, en varios momentos resulta difícil seguir leyendo, no por la calidad literaria del autor ni mucho menos, sino por la crudeza de la historia. Quieres seguir leyendo, pero intuyes que va ser aún más "heavy" si eres de estómago delicado y especialmente sensible a los temas que toca. 
Admito que durante toda la lectura permaneció en mí un mal cuerpo que imagino durará algunos días.

La historia es breve, pero bastante dura, parte por lo que se lee y también por lo que no dice -ya que si algunas personas son como yo, se les disparará la imaginación, sobretodo sabiendo que está documentado y basado en hechos reales aunque los escenarios y personajes son ficticios, pero seguramente algunos sucesos han ocurrido con mas o menos precisión, en la vida real-.

Aquí es donde llegamos al punto en el que tiene todo el sentido la novela. El autor confesó en la presentación que su intención al escribirla era precisamente recordar la historia, que no se olviden los acontecimientos que han ocurrido de verdad, que la gente pueda ser muy consciente del tratamiento que se ha dado de un tema como la homosexualidad y la obsesión por convertir a todas las personas en heterosexuales precisamente en la época que está ambientada - la España gobernada por la dictadura de Franco-.

Es el primer libro que leo de Roberto Carrasco y no imaginaba que escribiera así. Es una escritura ágil y muy cuidada, no se hace pesada y sin embargo es intensa en un buen sentido de la palabra. Cuida los pequeños detalles y te engancha desde la primera linea aún siendo en este caso una novela tan dura, sabes que habrá partes difíciles de tragar pero necesitas seguir leyendo.

El libro está muy trabajado y me parece muy interesante el hecho de estar ambientado en dos épocas diferentes de la historia que se alternan, los años sesenta y prácticamente la actual.

Mi conclusión es que merece la pena leerlo por todo tipo de público adulto -no se lo recomendaría a adolescentes -. 
Evidentemente sería muy interesante que la juventud lo leyera, sencillamente para que aprendan lo que no dicen los libros de textos y lo que nunca les contarán sus abuelos o sus padres. Sería bueno que conocieran las atrocidades hechas en España para que no vuelvan a repetirse.

Gracias Roberto por teletransportarnos a algo tan horrible pero tan real, es indignante y terrible conocer que hace tan pocos años sucedieron cosas así y que hoy en día en mucho países quizá ocurren cosas parecidas, es una lección para todos.

Es importante saber que la homosexualidad no es una enfermedad, ni un trastorno, ni una desviación ni ninguna otra estupidez semejante. 

Tanto la masculina como la femenina, la homosexualidad es simplemente una orientación sexual tan válida y sana como la bisexualidad y la heterosexualidad y seamos lo que seamos debemos respetar los sentimientos de los demás porque todos somos iguales, todos somos personas y merecemos ser felices.  

jueves, 18 de febrero de 2016

¿Cuándo dejamos?

¿Cuándo dejamos de ser amigas?
¿Cuándo dejamos de necesitarnos para hacer,
decir, ver y soñar casi todo?                                     
¿Cuándo se nos olvidó que éramos
algo así como amigas de verdad,
de esas como hermanas,
de esas del alma?
¿Cuándo se nos olvidó que yo te quería y tú a mí?
¿Cuándo se nos olvidó que necesitábamos cada consejo y
cada opinión de la otra para caminar por el mundo?
¿Cuándo se nos olvidó que nos deseábamos
con toda la fuerza y todas las ganas, lo mejor?
¿Cuándo perdimos la unión que nos mantenía cerca?
¿Cuándo perdimos las ganas de seguir estando en nuestras vidas?
¿Cuándo nos apartamos tanto que al vernos ya no nos unía nada
y la separación se hizo tan latente que mi corazón no lo vio venir
pero el tuyo lo tomó al pie de la letra?
¿Cuándo nos apartamos tanto que no fuiste capaz de decirme adiós a la cara?
-o a la espalda-.

Hubiera sido mejor un triste y verdadero adiós.
Aunque visto lo visto,
parece ser,
que nunca nos debimos nada.   

lunes, 15 de febrero de 2016

Día de los enamorados

Ayer fue el día de los enamorados o San Valentín, como prefiráis llamarlo cada uno y como creo que es un tema que da para bastantes opiniones, yo os voy a contar como lo veo.

Para empezar yo soy una fan de todas las fiestas, saraos y demás acontecimientos extraordinarios que suceden a lo largo del año, así que este día no iba a ser para mí una excepción.

Hay mucha gente que opina que es un invento de los grandes almacenes para incitarnos a comprar, o que simplemente es una chorrada, que hay que demostrar el amor cada día del año etc.
Luego están los románticos empedernidos como yo que adoramos el día. Nos hace ilusión igual que el aniversario, el cumpleaños, el santo, la navidad, el año nuevo o el día de reyes.

Sencillamente nos encanta, es un día más para demostrar que quieres a tu pareja, pero a mí me parece bonito recordar que el amor existe, que es precioso, que es lo que debería mover el mundo -esos sentimientos- y que haya un día para celebrarlo es genial. Hay un día de la música o del abogado, del libro y mil cosas más y a todo el mundo le parece bien, pues con esto lo mismo.

Yo no quiero ofender a nadie con mi opinión, pero siempre me ha disgustado la gente que critica tanto este día, de hecho ¿cuál es el problema? ¿gastar dinero para comprar algo a su pareja? ¿que no la tienen y por eso refunfuñan? ¿que están amargados e infelices con quien tienen a su lado?

Creo que ni siquiera es necesario comprar algo a la persona que quieres, quizá con una cena especial juntos, una peli que apetezca ver abrazados en el sofá o un paseo por un sitios bonito es perfecto, cada uno como guste.

Se puede querer a mucha gente y San Valentín nos lo recuerda, a la pareja, amigos, familia... simplemente con que creas en el amor y todo lo bueno que trae, ya es motivo suficiente para celebrar un día como hoy. Quizá no lo hace, pero opino que el amor sí debería mover el mundo, a mí me mueve.

Así que seáis o no seáis amantes de este día deseo que pasarais un feliz San Valentin y mucho amor, sea en la manera que sea, para todos.

jueves, 11 de febrero de 2016

Libertad

Es un tema del que se habla tanto, se escriben ensayos, poemas etc y os aseguro que en días como hoy estoy segura de haber encontrado cual es la realidad.

¡La libertad es haber terminado la época de exámenes! en serio, que sí, que sí, de verdad. 
Seguro que muchos os estáis riendo o pensando que es totalmente ridículo, pero sabéis o recordáis ese tiempo en la universidad cuando teníais que leer -más bien estudiar- montañas de libros de 600, 800 o 1200 páginas, incluso? -como el examen que he hecho yo esta mañana de derecho del trabajo, por ejemplo-.

Es tal bocanada de aire la que coges y sueltas después, parece que no hubieras respirado en tres meses, sientes una paz y una tranquilidad, notas como si pudieras salir corriendo y echar a volar, se te pone una sonrisa en la cara como de tonta enamorada o similar y te da igual que te miren por la calle y que tu vayas en ese estado de ensimismamiento absurdo pero que es tan real y que te hace tan feliz.

Felicidad, realmente va de la mano con libertad en esos momentos, recuerdas todo lo que querías hacer y que habías aplazado, por días, semanas o meses.

Quedar con amigos, ir a ese sitio nuevo que han abierto, dar un paseo, ver esa peli, la serie, leer esos libros... estar con tu novia, por fin y sobretodo estar con tu novia en el sofá después de cenar y no tener que irte a otra habitación a estudiar. De verdad que esto es ser libre.

Admito que hoy es día de estar un poco despistada, de acomodarse a la situación, de desintoxicarse de tantas leyes, de recuperar el sueño atrasado para, a partir de mañana tomarme una semana que otra sabática hasta empezar a mirar los libros del próximo cuatrimestre.

Total, que para mí hoy libertad es eso, acabar los exámenes, que no es poco y empezar a disfrutar que ya me lo merezco. 

lunes, 8 de febrero de 2016

La espera

Supongo que como esto que voy a contaros es algo que todos lo hemos vivido, me entenderéis perfectamente.
Esperar respuestas que no están en tu mano resulta difícil para nuestra mente en cuanto nos imaginamos de todo antes de que suceda o llegue el momento porque siempre queremos saber con antelación como irá todo.

Hay claramente dos tipos de espera, la negativa que suele ser en los momentos duros que nos pone la vida y no sabemos como va a terminar, o en un poco más blandos como puede ser el rechazo de una oferta de trabajo que anhelabas i un no de quien estas enamorada.

Por otro lado puede ser una espera positiva,  por ejemplo cuando imaginas que llega el día de reyes para ver la cara de los demás abriendo los regalos, el si quiero en la boda, o (supongo porque no tengo el placer de vivirla) la espera para ver la cara de tu hijo al nacer, ya que ahí tiene que muy intenso el cumulo de sensaciones.

Pero todas estas esperas causan en nosotros estragos tanto físicos como mentales porque nos inventamos mil y una maneras de que sucedan las cosas, muchas veces, para que negarlo, en el lado positivo aunque en otras ocasiones hemos visto en nuestra mente que ya no hay solución, la película mas dramática de nuestra vida con funeral incluido.

Ese tiempo que se nos escapa en la incertidumbre es como un caballo sin domar, el cual por más que lo intentes montar, relinchará hasta que pueda para no ser montando y con todo ello nosotros insistimos y seguimos intentando controlarlo.

Es un tiempo que creo que deberíamos enfocar de la mejor manera posible y contemplar desde lejos todos las salidas que pueda tener.

jueves, 4 de febrero de 2016

Gomaespuma. El abrazo

Acaba de venirme a la cabeza el día en que nos vimos en persona por primera vez y que estábamos tan nerviosas. No te veía para poder corroborar tu parte, pero lo sé.

Miraba la hora, miraba la salida del metro y miraba a la gente pasar y ninguna eras tú. Temía no reconocerte a la primera. 
Solo nos habíamos visto en fotos y por skype y aunque tenía tu cara grabada en mi mente, en el fondo no sabía hasta que punto tenía el conocimiento de toda la realidad.

Mi recuerdo es verte correr y sonreír, solo correr y sonreír con esa cara tan alegre y tan jovial. Me pareciste tan joven y tan de verdad cuando te vi por fin aparecer a mi lado.

Te encontré entre la gente antes que tú a mí, subiste aquellas escaleras -las que no son automáticas, mira que eres complicada- y yo te esperaba arriba. Creo que desde que me localizaste hacías eso que decía antes, sonreír y correr.

Cuando quedaban apenas veinte pasos si quiera para que te acercaras, no te reconocí, no me hallé en lo que estaba haciendo, ¿qué estaba pasando? yo estaba inquieta esperando y solo pensé que te había visto antes mil veces, pero que no te había mirado ninguna.

Duele acordarse de ti, lloran los recuerdos...

Nos hemos dado tantos abrazos sentidos de verdad pero sin poder darlos y han sido tan pocos los que nos dimos en persona.

Es curioso que pueda contar con los dedos de una sola mano -y aún así me sobren- las ocasiones en que te vi a menos de un metro de distancia.

Con todo... no olvidaré cada abrazo. Unos fueron cortos y alegres, otros más largos y sentimentales, los hubo frescos, los hubo reconciliantes, lo hubo de presentación, los hubo al despedirse, los hubo hasta con rencor, los hubo con cariño, los hubo con certeza de volver a vernos y los hubo acompañados de sentidos "te quiero", los hubo al final -sin saberlo- para no darlos nunca más.

Ahora que ya no habrá más, es mejor pensar que nos los dimos de verdad y tenerlos a buen recaudo en nuestros mejores recuerdos.

lunes, 1 de febrero de 2016

El paso del tiempo

El paso del tiempo no tiene porque hacer que una amistad se desvanezca ¿no? digo esto porque no sé si todos, pero supongo que una gran mayoría, lo verá parecido.

Hace muchos años o quizás sea mejor decir desde que tengo uso de razón, tenemos a "x" personas en nuestra vida, amigos, que muchas veces los llegamos a considerar incluso como hermanos.
Suelen ser pocos, quizá a mí solo se me viene ahora mismo a la cabeza uno, pero es el que te demuestra siempre que ya puede ser que llueva, nieve, haya un huracán o salga el sol, él está ahí esperando a tu lado para darte su apoyo o ayudarte en lo que le sea posible.

Muchas veces esos amigos no se hacen tan presentes como nos gustaría y es que claro, en la infancia y juventud estamos siempre más unidos a ellos, pero a medida que nos vamos haciendo mayores cada uno tomamos un camino en la vida.


Aún así nuestro "bastón" siempre esta ahí para acompañarnos en el viaje y digo todo esto porque hemos pasado, tanto por mi parte como por la del "bastón", momentos de no hallarnos y querer caminar solos ya que nos ha hecho falta y al encontrarnos con nosotros mismos,  nos hemos encontrado de nuevo con nuestro apoyo, volviendo a ser todo igual que antes por mucho que pase el tiempo.

Todos necesitamos muchas veces hacer un alto en el camino y descansar un poco para poder ver por donde hay que seguir, pero cuando ya has reunido las fuerzas te das cuenta de que realmente quien debe estar ahí sigue estando al pie del cañón, como si no hubieran pasado los días o aunque hallan pasado los años incluso.

Eso es lo bonito de la amistad antigua que pase lo que pase y cambiemos hasta donde necesitemos cada uno, seguiremos estando para nuestro "bastón".