lunes, 12 de octubre de 2020

Hace demasiado tiempo...

Hace demasiado tiempo que no leo, 
que no escribo; 
demasiado tiempo que no sé lo que es teclear sentimientos y pasiones, 
dudas e inseguridades, 
miedos y decepciones, 
alegrías y amarguras.

Por eso siento que me pierdo. 
Aunque si echo la vista atrás,
no soy capaz de recordar 
cuando he sido yo y no las circunstancias,
cuando me he sentido feliz de verdad 
y no ese paripé de dejarme llevar por la corriente 
que es la vida y los días,
las personas y las vivencias que llegan 
y que deciden por ti si no te paras a echarles cuenta 
y ser consciente de que no eres tú quien está viviendo.

Hace tanto que tengo la sensación de que solo sobrevivo... 
como si en el fondo 
supiera que un día tengo que coger el toro por los cuernos 
y cambiar mi vida;
pero no lo hago y no me libero 
y por eso no vivo 
y simplemente dejo que pasen los días 
como si alguna vez, 
por obra y gracia del espíritu santo, 
o como cosa de magia, 
todo pudiera dar un cambio 
y me sintiera, por fin, 
feliz desde por la mañana al despertar 
hasta que me acostara.

Seguramente toda la vida he tenido miedo.
Pero no de ese que se viene y se va 
según la circunstancia, 
sino verdadero y puro miedo. 
Un miedo desmesurado y casi paralizante 
que me ha impedido hacer demasiadas cosas.

Miedo a pasarlo mal,  
a que las acciones y omisiones de las personas que quiero 
o que no quiero me duelan demasiado 
y el daño sea insoportable, 
miedo a mi propia ansiedad 
que me resulta casi insodomizable.

Miedo por mil razones más,
pero sobre todo,
miedo al miedo.