lunes, 27 de septiembre de 2021

No es más que un sueño

¿Alguna vez habéis tenido una amiga o amigo que era muy importante y lo habéis perdido? No es una pregunta que espere una respuesta directa realmente, creo que solo la estaba haciendo en mi mente y la he escrito aquí.

Contesto directamente: sí, la he tenido. Estoy segura de que es lo que diríais la mayoría de vosotros, si no es vuestra circunstancia, me alegro mucho porque a mí me ha pasado ya demasiadas veces.

Siempre he escuchado que si una persona se va de tu vida es por algo bueno, que no merece tristeza ni lágrimas, que si se quiere marchar es porque no te merece... cosas de ese estilo y aunque estoy de acuerdo y yo misma es lo que repetiría a quien me cuente que se ha enfadado o terminado con alguien importante, no puedo evitar acordarme a veces de mis últimas pérdidas o mejor dicho, abandonos.

No sé si soy una persona complicada a la hora de hacer amigos o si la cuestión está sencillamente en que soy exigente y si pido demasiado -porque lo doy- no todo el mundo está dispuesto a corresponderme.

Tampoco es que crea que la amistad es cuestión de equilibrar al 50% pero si yo estoy, siempre me ha costado conformarme con poco interés de otra parte.

Hace un par de años perdí a dos amigas, dos hermanas, distintas como la noche y el día pero tan complementarias que me llenaban con sus personalidades.

Si me preguntaron en el tiempo que fuimos amigas, seguro dije que eran de las mejores, sobre todo la mayor y a ella es ciertamente, a quien echo más de menos.

Hace demasiado tiempo que no he vuelto a saber de ellas y aunque no las pienso a diario, no he sido capaz de borrar sus conversaciones del movil ni eliminarlas de mis contactos, así que cuando al pasar veo sus fotos, admito que siento una punzada en mi interior que duele. Siempre he sido demasiado dramática lo sé, quizá solo una de esas personas altamente sensibles.

Esta noche soñé con las dos, estábamos enfadadas como en la vida real pero yo me empeñaba en ir a verlas. No recuerdo lo que sucedió con mucha claridad, lo que sé es que se me acercaban y pude tenerlas de nuevo al lado, aunque el desenlace fue que me echaban cosas en cara.

Hoy me he levantado melancólica y por eso me, les o más bien, nos escribo este post, aunque tengo la total certeza de que no van a leerlo, por eso es más fácil escribirlo y sacar esta pena fuera.

He aprendido a vivir sin ellas cómo se aprende a vivir sin todo y todos y aunque tengo asumido que no volveré a verlas ni regresarán a mi vida, hoy, por un rato me he permitido pensar en ellas. Mañana lo mejor será que a estas horas ya las haya olvidado de nuevo.