sábado, 30 de julio de 2022

Lo que piensen de mí

¿Alguna vez os parais a pensar lo mucho que nos importa a las personas lo que el resto de gente piense de nosotras?

Seguro que os acabáis de poner modo autodefensa on y estáis convencidos de que vosotros no, que siempre hacéis lo que os da la gana en la vida y que los demás pueden opinar lo que quieran de la vuestra pero que a vosotros os resbala. Menuda mentira más gorda.

Apuesto a que en realidad no es así. Estoy segura de que más o menos conscientemente os dejáis llevar un poco por algo que os dicen directamente o que oís.

Quizá es tu madre que opina del modelito que te vas a poner para la boda de tu prima, tu amigo que ve tu coche nuevo y pone cara de: vaya patata te has comprado con lo caro que vale, incluso puede haber sido tu pareja que ha comentado, inocentemente, que los macarrones de la comida te han quedado un poco secos de tomate.

Todas y cada una de esas cosas te afectan, porque para bien o para mal, vivimos en sociedad y eso significa que nos relacionamos y que los unos necesitamos de los otros.

Hasta ahora la misma persona no puede ser a la vez agricultor, pescador, abogado, médico, fontanero y cajera del super.

Yo soy una persona que tiene sus propias normas y gustos, para mí la moda es no ir a la moda del resto del mundo y cuando me hago con un aparato tecnológico nuevo, el resto de la humanidad ya hacía años que lo tenía. Vamos, que en principio me da igual lo que opinen de mi forma de vestir, de mi orientación sexual o de mis aficiones.

Dicen los filósofos y los psicólogos que lo natural y sano es vivir en sociedad; compartir, relacionarse... a veces creo que me cuesta estar con las personas, que según voy dejando atrás la juventud para entrar de lleno en la madurez, menos me gusta lo que veo.

Estoy acostumbrada a tratar niños desde los seis o siete hasta los dieciséis, les doy clase, les enseños, les aconsejo y veo su comportamiento, sus aficiones, la manera de tratar a sus padres y otros adultos, como estos padres se comportan con ellos, con los profesores etc.

Y si bien es cierto que estoy lejos de los adolescentes, no lo estoy por edad con sus progenitores y sin embargo casi no tengo nada que ver con ellos tampoco.

Veo personas egoistas, egocentricas, enganchadas a las tecnologías, más interesadas en comprar la televisión más grande del mercado que una buena colección de libros, personas que en vez de  pasar tiempo jugando con sus hijos, les endiñan el móvil para que coman y no les molesten. Pero luego suben la fotito de turno con la familia feliz y treinta y siete filtros, para poder ser juzgados en las redes sociales.

Siento frustración en las personas, agresividad, intolerancia, han perdido la paciencia y el civismo, los valores que nos enseñaron de pequeños, unos padres que quisieron para nosotros algo mucho mejor que su juventud en la dictadura.

¿Por qué hacemos tan poco honor a su esfuerzo? Nos han criado para ser libres, independientes, con más oportunidades de estudiar y de informarnos de las que nunca habían existido y al final vivimos pendientes del juicio del resto.

Me pregunto como será la vida cuando pasen unos veinte años más si en estos veinte últimos ha cambiado tanto todo.

¿Cómo lo ves tú? ¿Crees que me equivoco o quizá tengo algo de razón en estas disertaciones de finales de julio llenas de calor?

4 comentarios:

  1. Creo que estás acertada. La última moda entre los más jóvenes es no usar el móvil para hablar, sólo para las redes sociales. Les molesta perder tiempo en llamadas.

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  2. No. Nunca lo he pensado. Aunque sí es cierto que pensar que soy un grano en el culo para mucha gente me hace feliz.

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  3. Pues mira, sin conocerte en persona, lo que siempre he pensado de ti es que me caes de p*** madre. ;P Pon de B.S.O de este post el "A quien le importa" de Alaska jajajajaja

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