He querido siempre que tus besos
fueran tan verdaderos
que nunca me paré a pensar en
cuanto de mentira
o de tiempo real habría en ellos.
Sabía que algo así
como lo que teníamos entre nosotras
no iba a durar para siempre,
no podría hacerlo
porque yo suelo ser la de los
finales tristes del cuento,
la que prueba lo bueno y al tiempo
se le va
sin más,
como se va todo lo que quieres con
tanto miedo
que no puede tener otro destino
que alejarse de tu lado.
Por más que yo lo sabía
te intenté agarrar muy fuerte,
te besé tan llena de amor
y tan intensamente
que por un momento creí que lo
podría lograr,
que desafiaba al mismo destino,
que podía cambiarle a la historia
el final,
que la película se convertiría en
otra película según la íbamos contando,
como si seguir el guion fuera
solamente algo alternativo.
Era tan difícil pensar que no se
puede luchar contra lo que está definido.
Que tu guerra esté decidida y
perdida antes de empezarla.
Quería disfrutar de ti
olvidándome del término y del
principio,
disfrutando solo del hoy
recordando también nuestro ayer,
pero sufriendo por saber que no
existiría un mañana
un “nuestro mañana”.
Creo que si te besara
y te abrazara
y te tocara
de la manera más intensa y llena de mí que pudiera,
conseguiría enamorarte.
Y no te irías ya con la otra a la
que estás predestinada
y escribiríamos juntas nuestro
propio guión
o nos escaparíamos corriendo
-y que le dieran a los demás otro
argumento-.
Hubiera jurado que tus besos fueron
de verdad
y que te habías enamorado,
que estabas implicada en esto
tanto como lo estaba yo,
que también te hacían estremecer
los besos,
que una llama se encendía en tu
interior,
que tus palabras era hechos
y los hechos pruebas de que me
amabas.
Más tonta fui yo,
en realidad, la única tonta.
A veces no vale la pena embarcar si
no vas a llegar a buen puerto
y otras veces es mejor
simplemente soñar y decidir que era
un cuento.
Muy bonito y triste.
ResponderEliminar¿Habré encontrado mi alma gemela humana?
Jaja quien sabe, muchos de mis poemas son así, con amor y melancolía... muchas gracias cojín
EliminarDice un antiguo proverbio oriental que si aprietas demasiado fuerte una rosa, acabarás aplastándola. Y a veces el amor es así. Intentamos retenerlo aún cuando ya lo sabemos perdido, y de tantas ansias lo acabamos aplastando, como una rosa contra nuestro pecho. Entonces ella se vengará clavando sus espinas en nuestra carne.
ResponderEliminarA veces el amor se vuelve obsesivo y pierde su sentido, inevitablemente está destinado a fracasar. Gracias por pasarte y comentar tan lindo proverbio. Un saludo
EliminarHermoso escrito! muy bueno, pasé por aqui y te sigo , bello blog Sara.
ResponderEliminarTe sigo !
Me gustaría que te pases por mi blog para ver qué te parece y si te gusta, sígueme :) .
http://buscandotelibro.blogspot.com.ar/
saludos !
Bienvenido y muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te guste el poema y el blog en general. Si te gusta la poesía te invito a que te pases por nuestro canal de youtube a ver nuestros vídeo-poemas. Ya te sigo en tu blog. Hasta pronto y un saludo
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