lunes, 29 de agosto de 2016

Vacaciones

Buenos días mis queridas rocas de diamante, como es agosto y yo estoy de exámenes, nos vamos a tomar unas pequeñas vacaciones.

No tardaremos mucho en volver ya que septiembre está a la vuelta de la esquina y si empieza el curso escolar, pues nosotras lo mismo.

Un abrazo muy fuerte a todos y nos vemos muy pronto.

lunes, 22 de agosto de 2016

Venta por teléfono

Hay muchos trabajos que siempre he pensado que no querría hacer y uno de ellos es trabajar en una aseguradora vendiendo -o intentando vender- seguros.

Y sin embargo aquí estoy, respondí a un anuncio que no especificaba ser este tipo de trabajo pero cuando me lo explicaron decidí probar, total, tampoco es que hubiera nada que perder por ir y verlo.

Pasé el periodo de formación y llegó el primer día de trabajo, en total éramos seis los nuevos trabajadores y allí nos sentaron, inexpertos, nerviosos y sin saber muy bien qué decir exactamente por mucho que hubiéramos dado unas lecciones de técnicas de venta y hubiéramos estudiado los productos a vender, aquello me daba terror.


Aprender a usar el programa de ordenador, las llamadas, presupuestos, no meter la pata en las coberturas explicadas o lo precios, hacer buenos tiempos de trabajo, de retención de llamadas, no quemar demasiados registros para nada y sobretodo intentar que las personas a quienes llamamos nos atiendan.


Pasados algunos días empecé a poder comer en casa antes de ir a trabajar -la primera semana fue inútil, por mi garganta no pasaba prácticamente nada- y ya no iba con ese terror inexplicable que me embargaba y que tan pocos compañeros compartían conmigo. Desde que empecé he adelgazado como cuatro kilos.


Es curioso porque al principio te ves hablando mecánicamente y con el discurso leído o casi aprendido de memoria y según van pasando las llamadas empiezas a sonreír y mostrar más naturalidad, dejas de temblar cada vez que oyes la voz de un posible cliente y entre llamada y llamada eres capaz de reírte y de comentar con los compañeros.


Seguramente lo mejor viene después del primer mes, cuando ya conoces a todas las compañeras y si tienes la suerte de ir cambiándote de sitio y poder hablar con todas, escuchar y aprender de cada una es mucho mejor y aunque somos de costumbre y la comodidad es lo que pesa muchas veces, yo he agradecido estar cerca de la mayoría de ellas.

Con el tiempo coges soltura en hablar con la gente, te va saliendo la vena más comercial y personalmente a veces la más humana, lo que no casa demasiado bien con la primera.


Me he dado cuenta de que no me disgusta lo de hablar por teléfono, pero quizá no tanto para el telemarketing como por el contacto, aunque sea telefónico, con la gente. Tendré que buscar trabajo en esas líneas de ayuda a los mayores o en el teléfono de la esperanza jaja.

He hablado con personas absolutamente estúpidas, groseras, secas, maleducadas y la mar de desagradables, es cierto, me han dicho improperios que ni voy a reproducir y sé de muchas faltas de respeto que han tenido con mis compañeras que merecerían poner un piiiiiiiii de censura al contarlos.

Afortunadamente luego están los otros, los caballeros de una edad que te dicen que da gusto hablar contigo, que gracias por ser tan agradable y educada, que ha sido un placer, las señoras viudas que te cuentan, agradecidas de que alguien les escuche, los doscientos achaques y desgracias vividas y las señoras de mediana edad aburridas de estar casadas con un marido gruñón y atender a varios hijos y que simpáticamente te recomiendan que nunca te cases, los jóvenes que empatizan contigo y te escuchan interesados en informarse y los más previsores sean de la edad y sexo que sean, que buscan lo mejor cueste lo que cueste.


En fin, es genial todo lo que aprendes sobre el tema, pero sobretodo de la gente, lo mejor son las risas y las complicidades que llegas a tener con las compañeras, las charlas en el rato del descanso y el día a día en el trabajo. Honestamente, no pensé que pudiera llevarme tan fácil y rápidamente amigas.

lunes, 15 de agosto de 2016

Ab imo pectore

Me pasa a veces que me pongo triste y tengo ganas de llorar. Se supone que sabemos lo que nos pasa siempre que estamos felices y penosos, nerviosos o enfadados, si miramos en el fondo de nuestros sentimientos y emociones veremos la realidad de lo que nos está afectando. Eso dicen los psicólogos...

Yo en miles de ocasiones no sé decir qué es lo que me pasa, miro y vuelvo a mirar, busco y trato de decirme a mí misma qué es lo que me molesta, para intentar ponerle remedio.


Casi nunca lo logro. No sé si es por esta tendencia mía a la melancolía que me hace regocijarme en los problemas y la angustia y se empeña en no salir de la cueva oscura y dejarme ver la luz.


Cuando me encuentro mal no hay quien me saque, es como si una parte de mí no quisiera salir de ahí, como si necesitara sufrirlo y regodearme y vivirlo mientras lo esté sintiendo porque es parte de mí, de como soy, de mi humanidad.


Es algo imperceptible a los demás, solo la persona que me conoce al máximo se da cuenta, quizá a veces disimula y no me pregunta para no agravarlo pero otras viene a mí porque intuye que me hace falta. No sabe hasta que punto su sola presencia me salva.

En ocasiones es como si tuviera que dejarme llevar en un profundo sueño, en un lago donde flotara y el agua estuviera calma y me llevara donde le pareciera, totalmente ajeno a mi voluntad.


Ahora no tengo paz, no la siento, me parece que es demasiado difícil encontrarla. Me envuelve el miedo y la desesperación.

La sensación de angustia no me deja ni tragar agua o alimentos, mi respiración va a su propio compás, mis movimientos y todos mis actos son por inercia y conocimientos previos, no porque yo los decida.

Estoy porque estoy, existo porque aún respiro aunque sea irregularmente y porque la sangre aún corre por mis venas y eso que tengo la sensación de que hay partes de mí donde se agolpa de una vez y no fluye.

Voy a cerrar los ojos, todo pasará, todo se calma, cuando los vuelva a abrir el mundo será de diferente color de nuevo.

lunes, 8 de agosto de 2016

Maltrato animal

Me tengo por una buena persona, como decían las madres y las abuelas, no he robado y no he matado, así que en principio lo soy.

Pienso en todo el revuelo que se monta con el tema de los toreros, las corridas de toros y tantas fiestas en los pueblos de España donde la tradición consiste en hacer "perrerías" varias a los pobres animalitos.

Los lugareños dicen que es tradición y cultura, que son cosas que se han hecho siempre y nunca ha pasado nada, que si el animal no sufre, que si las quitan se pierde la esencia del pueblo o que es atractivo turístico y la economía se ve afectada por su pérdida... en fin.

Igual pasa con las corridas de toros, quienes las defienden dicen que es el sello de España, que es un arte, que esos animales no existirían si no fuera por los festejos y corridas, que hay muchas personas que viven de esto, incluso se atreven a llamar a los toreros maestros.  Para mí son asesinos puros y duros, pero a esa parte ya llegaremos.

También tenemos a los cazadores, sobre todo los furtivos, los que matan sin medida por diversión y dinero, quienes destrozan animales para vender sus cuernos y dejan especies en riesgo de extinción sin miramiento alguno. 

Los que cuelgan los cuernos y las cabezas en las paredes como adornos, los que tienen alfombras de las pieles, los abrigos, los bolsos y zapatos y un largo etcétera. 

El otro día vi a unos cuantos practicando pesca deportiva y pensé que la diversión es pescarlo y luego devolverlo al mar. Ellos dicen: Ay pero si no los matan, no son para comer... y el anzuelo que se les clava para cogerlos y la herida que se hace al atravesarles la piel y luego sacarlo ¿no les duele? ¿a las personas no les dolería si les hicieran lo mismo?

Y si pensamos en maltrato animal no hay que olvidar los que tienen animales en casa y los dejan a la intemperie con el mal tiempo, les pegan sin razón, no les dan agua y comida o les abandonan porque ya están aburridos de ellos o se han hecho demasiado grandes o peligrosos para seguir teniéndolos en casa.

Podría seguir con los criaderos de animales, las ganadería  y demás, pero sería meterme en terreno peligroso y aunque son muchos los que dicen que allí los animales sufren y lo pasan realmente mal, yo no lo he visto por dentro y no puedo dar fe de ello.

A nivel personal tengo animales domésticos, los cuido, los limpio y doy de comer, tienen sus casas y nunca les haría daño, pero ¿a quien no se le ha olvidado echarles alguna vez comida o no se han dado cuenta de que el bebedero se había quedado sin agua?Y casi todos somos carnívoros y comemos todo lo que viene de animales y usamos cosas que vienen de ellos también sin pararnos a pensar más
La reflexión y pregunta que me hago y os hago es: son asesinos los cazadores, los maltratadores de animales, los que los abandonan, los que los usan para peleas... pero ¿y tú y yo? ¿seré una maltratadora y la misma asesina porque como carne y permito y favorezco con eso el trato que se les da por ejemplo en las ganaderías?

Me gustaría que dijerais lo que vosotros opináis con respecto a este tema, mis queridas rocas diamante.

jueves, 4 de agosto de 2016

Gomaespuma. Conocidos.

Va a hacer un año y medio desde que hablamos por primera vez y cerca de ocho meses desde que no hablamos...

Tenemos conocidos en común y a veces pienso que me gustaría preguntarles por ti y que ellos pudieran preguntarte a ti sobre mí, sobre nosotras.

Preguntarte si nos odias, si ya nunca te acuerdas de nosotras, si alguna vez nos echas de menos, si toda la vida vas a tenernos ese rencor y esa rabia interior o si ya solo nos olvidaste y somos nada.

Me gustaría saber si todavía te molesta hablar del tema, si has encontrado otras consejeras y otros pilares, si otras se quedan hablando contigo hasta las tantas de la madrugada, si te van a hacer testigo en su boda, si alguna va a ser la madrina de tu niño, si hay quien te aconseja como hermana mayor, si se preocupa por ti como lo hacíamos nosotras, como lo hacía yo.

Ya pocas saben de ti y no voy a preguntarles, es verdad que en ocasiones siento curiosidad y que conocer algún detalle de ti en la actualidad me provoca una sensación rara en el estómago.

Aún no he encontrado a nadie más que se emocione como lo haces tú con la poesía, que ame la literatura así, como nosotras, que sea capaz de hablar en mensajes con trozos de poemas y decir lo que decíamos.
A cualquiera le parecerá ridículo pero nosotras nos entendíamos y tenía todo el sentido del mundo.

Nadie es imprescindible, lo sé y tú no ibas a ser menos, creo que lo único que me pasa es que me molesta no haber podido terminar de tragar este asunto porque las cosas a medias me sacan de quicio, las relaciones inacabadas dejan una estela ahí que no cicatriza bien si no tienen en algún momento ese unto y final.

Siempre has sido puntos suspensivos, si solo hubieras tenido el valor de quedar, de mirarme a la cara y decírmelo todo.

Fuiste una cobarde y por eso esto no me deja tener paz porque quiero mi final, Después de todo sé que me lo merezco y aún creo que alguna vez nos encontraremos por el camino y vendrá la paz para que pueda pensar en esto y recuerde solo lo bueno y sonría. 

lunes, 1 de agosto de 2016

Una lesbiana en la oficina II

Desde el principio pensaba que no iba a cuajar con mis compañeras de trabajo, lo creí de verdad porque nos vi tan alejadas en personalidad, gustos, maneras... no sé, en todo.

Me encontraba en una situación contradictoria, querer que supieran quien soy y miedo a que lo averiguaran. No tenía ningún sentido.

Una compañera había adivinado que yo era lesbiana ¿recordáis? Pocos días después la naturalidad llegó a mi situación.

Otra compañera se puso a mi lado en la oficina, nos llevábamos muy bien y no me importó en absoluto, vamos juntas al trabajo cada día y estamos en el mismo equipo de trabajo, hablamos mucho y me cae fenomenal.

Estábamos charlando y salió la palabra "bollera" en la conversación, ella me dijo que su hijo era gay y yo con los ojos como platos, minutos después del shock inicial, le enseñé una foto en el móvil de mi novia.

Me regañó por no habérselo dicho antes y yo muerta de risa y de tranquilidad, ¡que alivio, chica!

Pocos días después, mi novia -que viene a buscarme cada día- se acercó hasta la puerta de la oficina y le presenté a varias compañeras, no le había dicho nada a ninguna, solo las presente diciendo: ella es mi novia.

Hace una semana salí de las últimas del trabajo y mi jefa cerró la oficina, aún estábamos mi novia yo cerca de allí, así que cuando llegó a nuestro lado las presenté también.
Hasta charlaron un poco para mi sorpresa y me fui a casa tan tranquila ese día. Creo que eso la jefa no se lo esperaba; para mí que se me nota que soy lesbiana, pero a me da que ella no le había echado mayor cuenta.

Hace un par de semanas mi ordenador no funcionaba y me cambiaron de sitio, fui a parar donde se sienta el otro equipo aprovechando que una de ellas estaba de vacaciones.
El primer día casi salgo corriendo y no vuelvo, no había hablado con aquellas chicas y sentía una incomodidad y un fuera de lugar que me ponía histérica -ahora que todo mi equipo sabía que yo era lesbiana y podía hablar con naturalidad y relajación, vuelta a empezar con la incomodidad-.

Mi compañera de la izquierda es madrileña también, unos quince años más mayor que yo y bastante seria de primeras.
Es muy profesional y se le da muy bien el trabajo, a mí me gusta escucharla e intento aprender lo que puedo, como con cada una que tengo cerca, de todas se coge algo interesante.

El caso es que ella y alguna otra no sabían nada de mi vida personal, al menos no de mi boca. Lo curioso y genial fue que el otro día a última hora estaba hablando con un cliente que prometía y de repente me vi rodeada de las chicas ayudándome, al menos cuatro compañeras diciéndome que le dijera esto y lo otro, otra haciéndome el presupuesto, otra dejándome datos que debía pedir y la jefa ahí mismo, que pasado un rato invitó a todas a irse ya y se quedo conmigo y con otra compañera terminando el trabajo.

Cuando salí, mi novia me dijo que algunas de las chicas que no le había presentado le habían dicho que tardaría un poco porque estaba con un cliente importante al teléfono y yo pensé: ¡coño, pues va a ser que también estas lo saben!

El último día hubo poco trabajo y entre llamada y llamada empezamos a charlar, acabé contándoles mi vida con total normalidad, nadie puso una cara más rara que otra cuando hablaba de mi novia o del hecho de ser lesbiana.

He aprendido tanto del ser humano en estas ultimas semanas, es increíble que tuviera tantos nervios y tanta preocupación, cada una de las chicas me ha demostrado respeto, muchas de ellas cariño y ayuda desinteresada, algunas sé que amistad y me dan ganas de llorar de alegría y de la tranquilidad que siento y vivo ahora mismo con respecto a las compañeras y hasta mi jefa.

Es la leche poder "ser" con libertad en el trabajo igual que en el resto de aspectos de mi vida, soy la única lesbiana en la oficina y me da igual, ya no tengo miedo, soy feliz y estoy orgullosa.