jueves, 7 de enero de 2016

Día de reyes

Es un día dedicado especialmente a los más pequeños de la casa que, al fin y al cabo, son los que lo viven con más ilusión, durmiendo la noche anterior con un ojo abierto por si los ve aparecer a dejarle sus regalitos.
Yo recuerdo con mucho cariño esos días, el ritual que hacia año tras año hasta que me hice mayor...

La noche del 5 de enero antes de subir a mi casa dejaba preparada en la puerta de la casa de mi abuela materna los tres vasos con leche y algo de comer que encontrará por ahí.
Mi abuela siempre me ayudaba a colocar las cositas (la mujer no tendría otra cosa que hacer), además tenía allí mis zapatillas de andar por casa y las colocaba en la puerta del salón para que sus majestades me los dejarán llenos de caramelos.

Después en mi casa hacía lo mismo con toda la ilusión del mundo, aunque luego me enteré, con el paso de los años, de que mi padre cuando llegaba de trabajar se ponía a vaciar los vasos y a comerse lo que le había dejado a los reyes y es que el hombre llegaba a las tantas y con hambre.
Que inocentes que somos los niños que nos lo creemos todo y lo felices que somos. En realidad sí que es verdad que los reyes son padres y con toda la razón del mundo, siempre están ahí para nosotros dándonos lo mejor de ellos y todo lo que este en sus manos así que hacían bien en comerse lo que se les dejaba porque se lo merecían.

Al día siguiente, ya día oficial de reyes, yo me levantaba en cuanto veía un poquito de claridad para ver que me habían traído y ya tenía que despertarse todo el mundo.
Después de desayunar y vestirme, mi madre y  yo nos bajábamos a lo de la abuela corriendo a por más regalos.

Recuerdo un año en que ya era un poco más mayorcita y me pedí un "alfanova" (para quien no lo sepa, era un torno en el que se hacían "cositas" de barro), pues claro para no aburrirme y ponerlo todo perdido le tocó a mi tía a ponerse conmigo, no salió nada muy logrado pero la tarde la pasamos la mar de entretenidas las dos.

Ahora que ya hemos crecido creo que debemos agradecer a los padres como lo han hecho (porque habrá sido con la mejor intención) y disfrutar de ellos siempre que podamos porque ese si que es un verdadero regalo, el tenerlos a nuestro lado.



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