lunes, 15 de octubre de 2018

El perdón

Estaba mirando las redes sociales por pasar el tiempo pensando que, más bien lo estaba perdiendo, pero sin muchas ganas de hacer otra cosa a estas horas de la noche.

Tengo unos cuantos amigos en ellas y también sigo bastantes páginas de cosas que me interesan, escritura, oposiciones, frikadas, psicología... y entonces apareció un vídeo que al pasar empezó a reproducirse.

La primera frase decía: Me perdono y no tuve por más que seguir viéndolo en vez de pasar a otro menester.

Eran una serie de cosas por las que el autor se pedía perdón, tanto por haberlas hecho como por no haberlas realizado y evidentemente estaba hecho con la intención de que cada uno de los que lo veamos empaticemos y consigamos que nos llegue de verdad y saquemos una reflexión y quizá una enseñanza.

Así que me he puesto a pensar, en el perdón en sí, en el hecho de perdonar a los demás cuando nos dañan, en que nos perdonen a nosotros cuando metemos la pata y sobre todo en el hecho de perdonarnos a nosotros mismo por tantas cosas que, como decía el vídeo, hemos y no hemos hecho en nuestra vida.

No sé los que me leéis si lo veis así, pero yo considero que meto continuamente la pata y a veces mis acciones u omisiones repercuten en el resto de personas, es inevitable, por más que no haya querido o que haya intentado evitarlo, pero a veces ocurre.

Soy de esas personas que lo pasa verdaderamente mal, los remordimientos me comen, soy incapaz de dejarlo correr o intentar olvidar y mucho menos de perdonarme a mí misma aunque siento que necesito el perdón del resto.

Quizá por eso siempre perdono. Pienso que necesito que conmigo lo hagan y me equivoco tanto que ¿quién soy yo para juzgar a los demás? 
Al menos puedo perdonar a quien me ha hecho daño, porque tiendo a creer en la bondad de las personas y si yo hago todo sin maldad aunque puedan tener repercusiones mis actos, estoy convencida de que los demás no hacen nada con la intención primera de dañar.

Los humanos somos muy imperfectos, creo que tenemos cierta atracción y predisposición a determinadas piedras en nuestra vida y me parece fundamental que aprendamos a ser conscientes de ello e intentar aprender algo.

Hay que perdonarse y seguir y hay que perdonar y seguir también porque la vida es cierta medida es eso; sino nadie avanzaría personalmente, estaríamos enfadados con el mundo entero y no seríamos capaces de tener familia, amigos ni amores y lo más triste es que ni nos soportaríamos a nosotros mismos.

Para mí el perdón da futuro, da un mañana y deja a un lado el más o menos fallido ayer, así que deberíamos pensarlo y empezar a actuar en consecuencia.

¿Eres de los que perdonan y no olvidan? ¿Tienes una colección de piedras en el baúl con las que te encariñaste? Sea como sea, me encantará saber lo que piensas.

4 comentarios:

  1. Soy de las que me encariño con la piedra pero perdono y me dan con la piedra que yo poseía. Perdonar es un acto muy bondadoso y muy sano si lo haces para ti misma pero yo sin, ánimo de ofender, no perdono y si lo hago prefiero que queden las cosas cómo seguían antes de perdonar. Que ya cuesta bastante quererse una misma para que encima que de que perdono , me aticen. Así que, cada uno en su lado.

    Saludos!!

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    1. Lo entiendo perfectamente y eso del perdón creo que es muy personal; yo he decidido que prefiero quedarme tranquila interiormente sin entrar en pensar si la gente lo merece o no, además ¿quién soy yo para imponer la ley suprema? Un abrazo

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  2. Qué importante es perdonarse a sí mismo... Yo hace un tiempo cometí un error y me estuve castigando durante al menos dos meses, me costó perdonarme. En cambio, me cuesta menos perdonar a los demás. Puede que me distancie, puede que no lo haga, pero perdono y no guardo rencor. A veces es cuestión simplemente de tener que separarse de personas que no nos aportan.
    Gracias por tus palabras.
    Besos.

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    1. Me pasa igual, perdono a las otras personas con mucha más facilidad que a mí misma. Soy muy de meter la pata y aún llevo montones de reproches personales en mi propia mochila. Espero darme la absolución. Un abrazo

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