lunes, 1 de octubre de 2018

Lunes y día 1

Lunes, día 1, comienzan las clases, se acabaron las vacaciones, familia lejos, vuelta a la rutina, mi cumpleaños...

Los primeros de mes siempre me han parecido una nueva oportunidad acompañada de un estúpido e ilusorio impulso por aquello de agarrarse a una fecha.
Lo mismito, lo mismito que eso de los lunes; que si empiezo la dieta y cuando llega el jueves ya me la he saltado, que si me arranco a empezar con el deporte, o a leer algo que no me interesa en absoluto, o a estudiar idiomas, etcétera, etcétera y más etcétera.

Si ya da la casualidad de que es lunes y primero de mes ya no te digo nada, doble intención que me coge con respiración profunda y ganas elevadas al cuadrado.

Como además empieza el curro ha sido llamado por mi querida amiga Estela como super lunes y si tenemos en cuenta de que además es mi cumpleaños, hay que añadir un suplemento, un cambio de número en las velas que irán encima de la tarta y que tan tontamente también parecen condicionar el futuro. 
Total, que nos ponemos en super, super lunes o si se quiere, por aquello de que seáis de ciencias y no de letras, en lunes al cubo.

Creo que desde que cumplí los 30 -y perdón por ponerlo en número y no en letra como es lo correcto, pero es que así como que resalta más más la enfatización- cada año que cumplo es un poco depresión; todo el mundo mayor te dice que ojalá los pillaran ellos, que soy una chiquilla o que estoy en la flor de la vida.
Los más jóvenes que yo me dicen que no los aparento, que no es para tanto y preciosidades así que agradezco, pero, ¡leche! si tú tienes 20 años y aún puedes salir viernes y sábado y hasta empalmar el lunes sin dormir, no sabes nada de la siguiente década.

El caso es que estaba pensando en los cambios; a veces agradezco la continuidad y la rutina, la monotonía que tan bien conoces y que te aporta cierto bienestar y tranquilidad en la vida.
No soy, en principio, una persona que lleve bien lo de andarse mareando tanto, cambiar así porque sí, hoy aquí y mañana allí nunca ha sido para mí porque me inquieta, me atormenta  y me perturba como dice quien todos sabemos.

Sin embargo confieso que otras veces el ver, hacer y sentir lo mismo durante el tiempo suficiente, me agobia, me cansa, me desespera y me urge la necesidad de otra cosa de manera inmediata.

Quizá soy una persona un poco rara, o podrían decir que soy complicada, que le doy demasiadas vueltas a las cosas, que soy exagerada o incluso que tiendo al drama... quizá. 
Lo que sí es cierto es que soy muy metódica y me gusta mucho la liturgia (estoy pensando que he nacido varios siglos después de lo que debería y en el cuerpo incorrecto como para ser la letrada que me gustaría) y el hecho de que esté lloviendo ahora mismo promete para elevar a cuatro mi potencia del día.

La lluvia siempre es señal de que limpia algo, la calle, los coches... y que hidrata la tierra y la vegetación.
Vamos a aplicárnoslo; por esa regla de tres, voy a tomarme el agua de la lluvia de manera que va a limpiar, después a hidratar y que así florezca al final. Todo ventajas.

Así que voy a tomarme por una vez en serio todas las señales y a ver si el universo me está dando el impulso para que empiecen los cambios.

¿Estáis tan locos como yo y os apetece contarlo aquí? ¿También vuestro cumpleaños? Pues felicidades. ¿Creeis que toda esta reflexión extraña es porque se juntan todas esas circunstancias o porque estoy más cerca de los 40 que de los 30? En fin, sea lo que sea, me encantará leer vuestros comentarios. Abrazo para todos.

6 comentarios:

  1. Muchísimas felicidades, disfruta mucho de tu día y a por el superlunes....

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  2. Chica, yo creo que estoy en la flor de la vida. Tengo 35 y me siento mucho mejor que cuando tenía 20, y eso que siempre he sido espabilada (a veces hasta de más...).
    A ti te pasa los lunes lo que a mí con los viernes. Esa furia de "por fin me desato". Yo, que trabajo los sábados, no salgo con esa euforia de viernes del resto porque no tengo con quién compartirla, y en cambio, los lunes, que no entro hasta las 4 de la tarde a trabajar, no doy la matraca a nadie. Yo disfruto de cada día, y cada día saco una hora o dos de tiempo para mí. Madrugo mucho para tener ese tiempo y de esa manera cada día es guay. Hay que trabajar, sí, pero ya he tenido mi desfogue.
    Besos.

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    1. Últimamente yo no me siento nada en la flor de la vida, más bien siento que se me escapan los años, que no hago lo que me gustaría y quizá no gestiono bien mi tiempo porque llevo una temporada en la que casi no me da tiempo de hacer nada.
      Confío en mi capacidad para dar la vuelta a la tortilla, un abrazo

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  3. Respuestas
    1. Muchas gracias por la felicitación, por pasarte por el blog a leer y a comentar, un abrazo y hasta pronto

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